Como cada partido, después de terminar el de Ghana, me llamaron mis padres. Estaban junto a mi hermana y mis sobrinos festejando. Mi cuñado estaba de guardia y había tenido que salir corriendo. Mi cuñado es cardiólogo. Inmediatamente pensé en lo importante que es esa profesión en los días de partidos así. Pensé en la gran cantidad de personas que habrá sufrido percances cardíacos y me acodé de uno que vi de cerca, en una situación similar, aquella vez que en el cilindro infartó Víctor Hugo Berardi, contra Brasil, si mal no recuerdo.
Supongo que hoy tendrán otra vez mucho trabajo, lamentablemente. Si es así, querrá decir que el partido es cerrado y seguimos en carrera hasta el final. Aunque la veo muy difícil, supongo que, como el otro día, terminaré de 160 a 200 pulsaciones por minuto y te digo una cosa, para sufrir tanto hay que estar entrenado.
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