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martes, 2 de marzo de 2010

Me equivoqué

Cuando yo era muy joven, "militaba" en una organización política de izquierda llamada Frente Amplio. "Militar" era ir a un lugar denominado "Comité de base", discutir mucho, pintar consignas en los muros del barrio, entregar volantes... esas cosas. Yo me consideraba un "independiente" dentro de un frente que iba desde la democracia cristiana hasta el marxismo-leninismo. Una noche, recuerdo, se planteó en el "comité de base" la elección del nuevo candidato a intendente de Montevideo. Había varios nombres pero el que más sonaba era el de un oncólogo llamado Tabaré Vázquez. Lo conocía un poco más que los demás porque era el presidente del Club al que yo iba a ver todos los domingos. Era un socialista con un ego estalinista, a mi modo de ver. Me opuse rotundamente a su candidatura.

Él no sólo fue candidato sino que logró un triunfo histórico en la capital del país.

Años más tarde, yo hacía rato que había dejado de "militar", ese mismo señor fue elegido como candidato a presidente de Uruguay por la misma organización política. Otra vez me opuse. Aunque terminé votándolo, dije, un poco en broma, que si ganaba yo me iría del país, arguyendo que no quería vivir en un país gobernado por esta persona.

Él no sólo fue candidato sino que logró un triunfo histórico en todo el país.

Y yo emigré, no por él sino por otras circunstancias. Pero lo cierto es que, casualmente, pasé casi todo su mandato afuera.

Ayer terminó la presidencia de Vázquez y yo sigo afuera. Sin embargo, me gustaría dejar claro en algún lado cuán equivocado estaba al decir aquellas palabras. Desde afuera, pienso que ha sido, de los que yo recuerdo, el mejor gobierno que ha tenido Uruguay. Dejando de lado una cantidad de defectos que yo le criticaba, este hombre se comportó, sorprendentemente para mí, como un verdadero estadista con visión de largo plazo y el país está mucho mejor ahora que cuando lo tomó.

Me equivoqué mucho y pido perdón, aunque no creo que nadie se acuerde ahora de mis palabras de aquellos tiempos.
Eso sí, ojalá dentro de cinco años pueda decir lo mismo.

martes, 20 de enero de 2009

el día que asumió barack obama


en estos momentos george w. bush está abordando el helicóptero que lo alejará definitivamente de la presidencia de los estados unidos. quitando a los pocos que se han llenado los bolsillos durante su administración, al presidente de brasil que lo invitó a pescar a su país y a algún vaquero imbécil de esos que nunca faltan, el mundo entero está contento.

yo no soy uno de los que creen que porque cambió el color de la piel del presidente de los estados unidos vaya a cambiar mucho el color de sus relaciones con el resto del mundo, por lo general negras. ojalá me equivoque. hay, sin embargo, un gesto que me satisface en la espectacular parafernalia de esta popular jornada inaugural: ha escogido a una poeta, elizabeth alexander, para que cierre el acto. es algo que sólo había ocurrido tres veces en la historia; Kennedy eligió nada menos que a Robert Frost para que le escribiera un horrible poema y clinton inauguró sus dos mandatos con maya angelou.

a ver: la poesía que se asocia con el poder suele ser la peor de todas. basta recordar esa "oda a stalin" de neruda para darse cuenta, quizás el único que se salve en ese rubro sea ERNESTO CARDENAL (sí, con mayúsculas) con, por ejemplo, su "hora cero". yo no pude escuchar lo que leyó esta poetiza hace algunos minutos, me extrañaría muchísimo que mereciera la pena escucharlo, pero eso sí, el gesto de que un poeta sea el elegido para cerrar la ceremonia dice mucho. habla, sobre todo, de la importancia que tendrán las palabras para este gobierno. por lo tanto, estaremos escuchándolas atentamente.