Está claro que en el ciclismo hay codazos, golpes, escupidas y muchas otras cosas. El pelotón es grande y los premios pocos. Pero una llegada como la de ayer en el Tour yo no tenía vista.
Cuando se huele un final "al Sprint" los equipos de los sprinters se ponen nerviosos y toman las riendas, las pulsaciones se aceleran. Eso siempre ha sido así. En los últimos metros, los llamados "lanzadores" preparan el terreno para que lo ganen sus jefes y cada centímetro de ruta se paga caro. Ayer, Julian Dean, del Garmin, quizo abrir un hueco para que Tyler Farrar pudiese pasar. Pero Mark Renshaw, que venía lanzando a Cavendish, no estaba por la labor y, a sesenta kilómetros por hora, a base de cabezazos (sí, leyeron bien CABEZAZOS,tres) le cerró la puerta, a él y luego, no contento con su hazaña, arrinconó a Farrar contra el vallado. Una verdadera proeza de habilidad sobre la bicicleta.
El resultado: tercera victoria de etapa para Cavendish en esta edición y primera expulsión del Tour en muchos años (sin contar las de dopaje claro está) para Renshaw.
Un buen titular podría ser: Cavendish X 3 (Por 3 cabezas)
Pero siendo tanguero, me decanté por el clásico gardeliano.
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