miércoles, 14 de julio de 2010
La primera vez.
A los que no son seguidores del ciclismo, les cuesta entender esto de que la gente gane etapas y sea renombrada constantemente como candidato pero nunca vayan primeros o triunfen. El concepto de "la general" es complicado y lógicamente, la división de tareas en los equipos, con los gregarios, los de montaña, los sprinters... lleva tiempo de asimilación y casi todo el mundo lo ve como un deporte mucho más individual de lo que realmente es.
Ahora bien, a veces los equipos, o sus directores técnicos, hacen cosas que nadie parece entender, ni siquiera los que entienden. Ayer, por ejemplo, parecía una etapa destinada, a pesar de la alta monaña, a ver pasar quilómetros de subida sin provocar demasiados cambios en "la general", y eso que cerca del final estaba el Col de la Madelaine (el mismísimo Contador así lo expresaba aquí). Primero los del Caisse d'Epargne movieron bien, con tres hombres en la fuga primigenia y entre ellos su líder, Luis León Sánchez, que se quedó muy cerca de llevarse la larga etapa. A partir de ahí, fue difícil entender lo que hicieron los equipos, sobre todo si pensaban, como yo, como muchos, que no sería una etapa decisiva.
El BMC se obcecó en llevar el ritmo, para proteger a Evans (Maillot Jaune), a pesar de que, como quedó demostrado, no tiene lo que hace falta para liderar una gran vuelta (me refiero al australiano y, sobre todo, al equipo). Después, ya en el Col de la Madeleine, Nicki Sorensen dio un empujón para el Saxo Bank que sacó de punto a más de uno pero reventó muy rápido y no hizo un daño real, más allá de dejar solo a su jefe. Los de BMC trataron de retomar el control, sospecho que intentando extremar los cuidados de un Evans que no se sentía demasiado bien. En eso saltó Vinokúrov, del Astana, incomprensible y sin que nadie lo siguiera. Pero, más incomprensible aún, Tiralongo puso un ritmo fuerte para el Astana (aun cuando Vinokúrov había saltado y estaba solo) que mató, entre otros, al malla oro, pero lo mató bien muerto. Dani Navarro dio la estocada para el Astana y dejó a muy poca gente con vida. Pero todo esto pareció una preparación para el ataque de Andy Schleck (la preparación que Sorensen no había podido culminar), al que sólo pudieron seguir Alberto Contador y Samuel Sánchez. Schleck atacó varias veces y sólo Contador pudo con su ritmo. Al final, viendo que sólo se estaban frenando sin hacerse daño, se pusieron de acuerdo para destrozar al resto de los favoritos, Basso, Menchov, Evans... y, en algo que hacía tiempo que no se veía, dejar el tour bien cernido (con sólo ellos dos) para todo lo que falta, y lo que falta es casi todo.
Bien, que al final fue una etapa explosiva, preciosa, con un duelo individual como hacía tiempo que no se veía, y que me felicito de haberme quedado en casa para verla. Y otra cosa, antes que me olvide, por primera vez Andy Schleck se vistió con el Maillot Jaune, algo me dice que por muchos días y que tendremos que acostumbrarnos a verlo de este color en los próximos tours, Contador dice que sí, pero no tanto.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario