
En un recorrido de unos cinco kilómetros, a partir de la curva que está al final de la recta de meta pica bastante para arriba y en todo el sector posterior hay no pocos repechos. Lo mejor es la última curva en bajada y toda la recta de boxes que, aunque sube un poquito, se hace muy muy rápido.
Es alucinante poder andar en un asfalto tan bueno sin tener que preocuparte por los autos. Tal vez sea un poco caro (cinco euros) pero vale como experiencia. Después de haber visto la etapa del día del Tour, poder rodar ahí fue un gran placer.
Al final me salieron un poco más de 60 kilómetros en dos horitas. Volví encantado.
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