sábado, 4 de diciembre de 2010

Montale: ossi di seppia.

(...)

Digradano su noi pendici
di basse vigne, a piane.
Quivi stornellano spigolatrici
con voci disumane.

Oh la vendemmia estiva,
la stortura nel corso
delle stelle! - e da queste in noi deriva
uno stupore tinto di rimorso.

Parli e non riconosci i tuoi accenti.
La memoria ti appare dilavata.
Sei passata e pur senti
la tua vita consumata.

Ora, che avviene?, tu riprovi il peso
di te, improvvise gravano
sui cardini le cose che oscillavano,
e l'incanto è sospeso.


Ah qui restiamo, non siamo diversi.
Immobili così. Nessuno ascolta
la nostra voce più. Così sommersi
in un gorgo d'azzurro che s'infolta.



Las viñas bajas se escalonan
sobre la cuesta que desciende,
donde con voces inhumanas se oyen
cantar unas espigadoras.

¡Oh la vendimia del verano,
la torcedura en el curso
de los astros! -y de ellos nos deriva
un estupor teñido de amargura.

Hablas, y tus ascentos no distingues.
La memoria te aparece endeble.
Pasaste y, sin embargo, sientes
tu vida que se extingue.

¿Qué ocurrre ahora? Tu peso se te impone.
Las cosas que oscilaban de repente
gravitan otras vez sobre sus goznes.
Y el encanto se suspende.

Aquí permanecemos, ay, siempre los mismos.
Inmóviles, así, y no repara nadie
en nuestra voz. Hundidos en un vórtice
de azul que se hace más y más abismo.

Fragmento de "Marezzo", en Mediodías y sombras, Huesos de sepia (tercera parte), Montale, Poesía Completa, p.153.
Traducción Fabio Morábito.

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