viernes, 3 de diciembre de 2010

Montale: ossi di seppia.

Tentava la vostra mano la tastiera,
i vostri occhi leggevano sul foglio
gl'impossibili segni; e franto era
ogni accordo come una voce di cordoglio.

Compresi che tutto, intorno, s'inteneriva
in vedervi inceppata inerme ignara
del linguaggio più vostro: ne bruiva
oltre i vitri socchiusi la marina chiara.

Passò nel riquadro azzurro una fugace danza
di farfalle; una fronda si scrollò nel sole.
Nessuna cosa prossima trovava le sue parole,
ed era mia, era nostra, la vostra dolce ignoranza.



Tentaban vuestros dedos el teclado,
leías en el papel los signos
imposibles; salía quebrado
cual voz acongojada cada acorde.

Supe que todo, en torno, se ablandaba
al veros impedida, inerme, ignara
del idioma más vuestro: tras los vidrios
lo murmuraba el mar iluminado.

Cruzó el recuadro azul una súbita danza
de mariposas; se estremeció el follaje.
Ninguna cosa próxima hallaba su lenguaje;
y era mía, era nuestra, vuestra dulce ignorancia.

Eugenio Montale, Huesos de Sepia (segunda parte), en "Poesía Completa", Círculo de lectores, 2006, p.89.
Traducción Fabio Morábito.

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