lunes, 6 de diciembre de 2010

Montale: Il sogno del prigioniero.

Albe e notti qui variano per pochi segni.

Il zigzag degli storni sui battifredi
nei giorni di battaglia, mie sole ali,
un filo d'aria polare,
l'occhio del capoguardia dallo spioncino,
crac di noci schiacciate, un oleoso
sfrigolìo dalle cave, girarrosti
veri o supposti -ma la paglia è oro,
la lanterna vinosa è focolare
se dormendo mi credo ai tuoi piedi.

La purga dura da sempre, senza un perché.
Dicono che chi abiura e sottoscrive
può salvarsi da questo sterminio d'oche;
che chi obiurga se stesso, ma tradisce
e vende carne d'altri, afferra il mestolo
anzi che terminare nel pâté
destinato agl'Iddii pestilenziali.

Tardo di mente, piagato
dal pungente giaciglio mi sono fuso
col volo della tarma che la mia suola
sfarina sull'impiantito,
coi kimoni cangianti delle luci
sciorinate all'aurora dai torrioni,
ho annunsato nel vento il bruciaticcio
dei buccellati dai forni,
mi son guardato attorno, ho suscitato
iridi su orizzonti di ragnateli
e petali sui tradicci delle inferriate,
mi sono alzato, sono ricaduto
nel fondo dove il secolo è il minuto-

e i colpi si ripetono ed i passi,
e ancora ignoro se sarò al festino
farcitore o farcito. L'attesa è lunga,
il mio sogno di te non è finito.



El sueño del prisionero

Albas y noches, aquí, apenas se distinguen.

El zigzag de estorninos sobre los torreones
en los días de batalla, mis únicas alas,
un soplo de aire polar,
el ojo del guardia a través de la mirilla,
crac de nueces quebradas, un aceitoso
crepitar desde los sótanos, asadores
verdaderos o supuestos - pero la paja es oro
y la vinosa lámpara un hogar
si a tus pies me creo postrado cuando duermo.

La purga dura desde siempre, sin motivo.
Dicen que quien abjura y firma
puede salvarse de esta carnicería de gansos;
que quien se retracta, pero traiciona
y vende carne de otros,
sostiene el cucharón en vez de terminar
en el pâté para los Dioses pestilentes.

Lento de reflejos, llagado
por el punzante lecho me he fundido
con el volar de la polilla que mi suela
tritura sobre pavimento,
con los quimonos cambiantes de la luces
que al alba se derraman de las torres,
he olfateado el aroma a quemado
de las rosquillas de los hornos
y me he mirado en torno, he suscitado iris
sobres horizontes de telarañas
y pétalos en el entramado de las rejas,
me he levantado, he vuelto a caer
en el fondo donde el siglo es el minuto -

y regresan los golpes y los pasos
e ignoro aún si en el festín
haré de embutidor o de embutido.
La espera es larga y mi soñar contigo
no se ha acabado.

Último poema de "La tomenta y algo más", en Poesías Completas, Cículo de lectores, p.403.
Traducción Fabio Morábito.

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