L'ombra crociata del gheppio pare ignota
ai giovinetti arbusti quando rade fugace.
E la nube che vede? Ha tanta facce
la polla schiusa.
Forse nel guizzo argenteo della trota
controcorrente
torni anche tu al mio piede fanciulla morta
Aretusa.
Ecco l'òmero acceso, la pepita
travolta al sole,
la cavolaia folle, il filo teso
del ragno su la spuma che ribolle-
e qualcosa che va e tropp'altro che
non passerà la cruna...
Occorrono troppe vite per farne una.
El Verano
Cuando el cernícalo fugaz los roza,
su sombra en cruz no inquieta a los jóvenes arbustos.
Y la nube, ¿qué ve? Tiene el venero
a flor de tierra tantas caras.
Tal vez en el plateado destello de la trucha
que va a contracorriente tú también
regresas, Aretusa, a mis pies,
muchacha muerta.
El hombro reluciente, la rodante
pepita al sol, la maripsa loca,
el hilo tenso de la araña
sobre la espuma enardecida-
y algo que va y demasiadas cosas
que no podrán pasar el ojo de la aguja...
Se necesitan demasadas vidas
para hacer una.
De "Las Ocasiones", parte IV, en Poesía Completa, Cículo de Lectores, p.259.
Traducción Fabio Morábito.
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