La llegada a San Lorenzo del Escorial me encantó. Parecía una clásica, mucha intensidad (como vienen siendo todas las etapas de la vuelta), mucho movimiento en los kilómetros previos a la llegada y una rampa final demoledora de un 22%.
Era una etapa diseñada para un corredor como Purito Rodríguez, y éste no descepcionó. Atacó cuando tenía que atacar, ganó su segunda etapa de esta vuelta, se vistió de líder y metió algunos segundos a otros favoritos como Nibali o Wiggins.
Etapa que recordaré.
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