Con perdón de los cristianos, un nuevo hijo de Dios parece emerger de esta semana santa, se trata del belga Philipe Gilbert. Ayer, una vez más, como pasó el miércoles en la Flecha Valona y el domingo anterior en la Amstel Gold Race, se llevó con autoridad la Lieja-Bastón-Lieja y completó el tríptico de las Ardenas y el gran sueño de cualquier ciclista, y más si ha nacido, como él, a pocos quilómetros de Lieja.
En la foto puede verse una buena crónica de lo que sucedió. Hubo una escapada temprana que llegó hasta la cota de la Redoute. Allí, a unos 20 kilómetros para la meta y quedando todavía dos cotas, los hermanos Schleck, que sabían que su única opción era sacar a Gilbert de la carrera desde lejos, intentaron un ataque vertiginoso. Pero en seguida el belga se les puso a rueda. Fue el único. De un plumazo quedaron afuera todos los otros contendientes. A estos tres se les sumó Van Avermaets, el único de los escapados que logró prenderse, aunque sin dar relevos (las piernas no daban para tanto después de 230 kilómetros). Faltaba una cota y todos sabíamos lo que iba a pasar ahí, los Schleck, que de eso saben, se turnarían para desgastar y dejar atrás a Gilbert.
Por eso, dos quilómetros antes de la cota de San Nicolás, mientras rodaban fuerte para incrementar la ventaja sobre el pelotón con los otros favoritos (unos 45 segundos) el belga extrajo una medalla de adentro de su maillot y la besó, se sacó el auricular (ya no hacía falta escuchar las órdenes de equipo, sólo tirar y tirar para adelante) y se preparó para los ataques. En la ascensión, no sólo aguantó los embates de los luxemburgueses sino que además se permitió dar un fuerte arreón que dejó rezagado a Andy y fuera de combate a Van Avermaets. El menor de los Shcleck volvió a conectar en el descenso pero, faltando 5 kilómetros para meta, todos sabían lo que pasaría. Y pasó.
En los últimos metros, Gilbert se puso a rueda de Andy y vigilando el accionar de Frank por detrás suyo. Al final, atacó en el momento justo para dejar a los dos hermanos sin opción y ganar con autoridad, haciendo una nueva demostración de superioridad por sobre el resto de ciclistas. Ya lleva siete victorias este año (entre ellas cuatro clásicas) y dice que va a correr el tour con la expectativa de llevarse alguna etapa. De seguir así los años que vienen, podría convertirse en uno de los clasicómanos más importantes de todos los tiempos. Tiene con que.
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