viernes, 29 de abril de 2011

Soy un típico ser de la ruta del tentenpié (permantente).

Cambio de look de Charly, inspirado en sus amigos Diego Armando Maradona y Mercedes Sosa (que en paz descanse).

Una pésima noticia.

Ayer fue el último día de Michael Scott como jefe de la sucursal de Dundler-Mifflin en Scranton. Una lástima.

Dejemos de hablar de Mourinho. Hablemos de su sucesor.

Ayer vi jugar al Oporto: en sólo 45 minutos le pasó por arriba nada menos que al Villarreal. Según mi humilde opinión, este equipo no sólo ganará su liga, la copa, y la EuropaLeague (como se llama ahora la copa UEFA), sino que, si mantiene a sus jugadores, seguramente llegue a grandes cosas en la Champions del año que viene (no me sorprendería verlos en cuartos). Su entrenador, un tal André Villas-Boas, de 33 años, fue observador para Mourinho durante ocho temporadas, en el Porto primero, en el Chelsea después y finalmente en el Inter. Algo habrá sacado de él.

El equipo tiene una disciplina táctica que, por lo que vi, sólo se vulneraba por la banda izquierda, porque el lateral Álvaro Pereira sube mucho, pierde balones y las coberturas de sus compañeros en el medio campo o en la defensa no siempre llegan a tiempo. Por esa punta, tanto Nilmar como Rossi pudieron hacer mucho más daño del que hicieron (de hecho, el gol del Villareal vino por ahí).

En ofensiva, tanto el uruguayo "cebolla" Rodríguez cuanto el colombiano Guarín se incorporán con mucha fuerza y critero, pueden llegar a hacer daño con tiros de larga distancia o llegando a rematar en el área viniendo desde una segunda línea. Pero sin dudas, lo más impresionante son sus dos delanteros, el colombiano Falcao y el brasileño Hulk. El segundo tiene un físico de rugbier y desborda permanentemente recordando al Ronaldo de temporadas anteriores (cuando no jugaba para Mourinho), puede ser una pesadilla para cualquier defensa. El primero, cuya habilidad recuerdo de River argentino, ayer estaba iluminado, hizo cuatro tantos y es de los goleadores más en forma que hay en Europa actualmente.

El despliegue físico del Oporto en la segunda mitad (el primer tiempo terminó con un 0-1 a favor del Villareal), digno de la misma desconfianza que genera la presión del Barça hasta el minuto 90 (pero aquí no hablaremos de sustancias que ayudan en los entrenamientos), transformó el partido en una especie de práctica en la que el Villareal tenía el papel de un sparring vapuleado. Yo no sé qué les habrá dicho Villas-Boas a sus jugadores en el entretiempo, pero lo que haya sido, lo que sea que está haciendo con estos muchachos, hay que seguirlo con muchísima atención.

jueves, 28 de abril de 2011

Menos mal que Messi no juega en un equipo dirigido por Mourinho.

Por suerte el pulpo Iker estaba equivocado.
Por suerte yo estaba equivocado.
Por suerte el árbitro se decidió a cortar con la grosería del eslabón perdido que juega en el mediocampo del Real Madrid.
Por suerte Xavi, Messi, Villa, Iniesta, Pedro y tantos otros no juegan bajo la dirección técnica de José Mourinho, porque si no, sólo se emplearían en funciones de destrucción.
¿Se imaginan a Messi jugando de lateral (como Eto'o el año pasado)?

Insisto con lo de ayer: el Real Madrid tiene jugadores para jugar a otra cosa.
Más aún: si hay un equipo que puede jugarle a otra cosa al Barça es el Real Madrid.
Es una lástima que no sea así, confío en que el próximo martes en el Camp Nou, veremos un partido más agradable. Perdido por perdido, Mourinho tendrá que jugar a otra cosa.

miércoles, 27 de abril de 2011

El bien contra el mal: hoy capítulo decisivo.

Admiro a la gente que hace mucho con poco. Soy uruguayo y poco es lo que siempre tuvimos en ese país. En materia futbolística eso desemboca en un estilo más bien conservador, de destrucción, que nos ha dado no pocos buenos resultados a lo largo de la historia. Ejemplo de este criterio son la Grecia de Otto Rehhagel campeona de la Eurocopa 2004, el FC Porto 2003/04 de José Mourinho, la Italia de Marcelo Lippi en 2006 y, más recientemente, la selección uruguaya de Washington Tabárez. En todos esos casos, se debe reconocer el esfuerzo y la inteligencia: siempre es emocionante ser testigo de la consecución de tan altos reconocimientos con recursos tan (relativamente) escasos, ver cómo los "pobres" vencen a los poderosos.

Ahora bien, lo que no me parece admirable es que, teniéndolo todo, se juegue como si se tuviera poco, olvidando los medios y enfocándose exclusivamente en el fin. Sobre todo porque si todos hicieran lo mismo, el espectáculo que puede haber en un campo de fútbol se perdería.

Por varias razones relacionadas con el éxito a corto plazo, el club más poderoso del mundo apostó esta temporada por esa estrategia. Sus directivos realizaron una evaluación de las temporadas anteriores y extrajeron la conclusión de que la única forma de vencer al Barcelona (un proyecto a largo plazo) era apuntar a la destrucción de su juego. Con ese objetivo se contrató a José Mourinho como entrenador y se armó un equipo capaz de emplearse a fondo en tareas de destrucción (Khedira y Carvalho se sumaron a los ya existentes, que no eran pocos). También se trajo a figuras de gran velocidad que pudieran complementar el juego de contragolpe que define al portugués (Özil, Di María, Addebayor).

Todas esas personas llegaron al Real Madrid para ganar los tres o cuatro partidos que lo enfrentarían al Barcelona (al final serán cinco). Hasta ahora, el plan funcionó en una sola ocasión de las tres disputadas: la final de la Copa del Rey. Hoy se disputa el capítulo decisivo en esos duelos y se juega mucho más que un partido de fútbol. Se juega el que un estilo de entender al fútbol (al deporte en general), que premia la acumulación de estrellas a través del dinero, no ya, como era en la época de "los galácticos", para ganar jugando bien, sino para ganar a cualquier costo, siga adelante por quién sabe cuántos años más. Si el Madrid gana la Champions, Mourinho seguirá mucho tiempo como entrenador; si la pierde, tal vez se vaya al final de la temporada.

Yo creo que, como en la mayoría de los casos, el mal vencerá esta noche en el Bernabeu. Espero equivocarme.

martes, 26 de abril de 2011

Cuando se ama, se ama la poesía de Gonzalo Rojas.

¿QUÉ SE AMA CUANDO SE AMA?

¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida
o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué
es eso: amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes,
o este sol colorado que es mi sangre furiosa
cuando entro en ella hasta las últimas raíces?

¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer
ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo,
repartido en estrellas de hermosura, en partículas fugaces
de eternidad visible?

Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra
de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar
trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una,
a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso.


Quizás este sea el poema más famoso del poeta chileno Gonzalo Rojas que murió ayer. De aquellos grandes hombres, ya sólo queda Nicanor Parra.

lunes, 25 de abril de 2011

La semana santa de Philipe Gilbert.

Con perdón de los cristianos, un nuevo hijo de Dios parece emerger de esta semana santa, se trata del belga Philipe Gilbert. Ayer, una vez más, como pasó el miércoles en la Flecha Valona y el domingo anterior en la Amstel Gold Race, se llevó con autoridad la Lieja-Bastón-Lieja y completó el tríptico de las Ardenas y el gran sueño de cualquier ciclista, y más si ha nacido, como él, a pocos quilómetros de Lieja.

En la foto puede verse una buena crónica de lo que sucedió. Hubo una escapada temprana que llegó hasta la cota de la Redoute. Allí, a unos 20 kilómetros para la meta y quedando todavía dos cotas, los hermanos Schleck, que sabían que su única opción era sacar a Gilbert de la carrera desde lejos, intentaron un ataque vertiginoso. Pero en seguida el belga se les puso a rueda. Fue el único. De un plumazo quedaron afuera todos los otros contendientes. A estos tres se les sumó Van Avermaets, el único de los escapados que logró prenderse, aunque sin dar relevos (las piernas no daban para tanto después de 230 kilómetros). Faltaba una cota y todos sabíamos lo que iba a pasar ahí, los Schleck, que de eso saben, se turnarían para desgastar y dejar atrás a Gilbert.

Por eso, dos quilómetros antes de la cota de San Nicolás, mientras rodaban fuerte para incrementar la ventaja sobre el pelotón con los otros favoritos (unos 45 segundos) el belga extrajo una medalla de adentro de su maillot y la besó, se sacó el auricular (ya no hacía falta escuchar las órdenes de equipo, sólo tirar y tirar para adelante) y se preparó para los ataques. En la ascensión, no sólo aguantó los embates de los luxemburgueses sino que además se permitió dar un fuerte arreón que dejó rezagado a Andy y fuera de combate a Van Avermaets. El menor de los Shcleck volvió a conectar en el descenso pero, faltando 5 kilómetros para meta, todos sabían lo que pasaría. Y pasó.

En los últimos metros, Gilbert se puso a rueda de Andy y vigilando el accionar de Frank por detrás suyo. Al final, atacó en el momento justo para dejar a los dos hermanos sin opción y ganar con autoridad, haciendo una nueva demostración de superioridad por sobre el resto de ciclistas. Ya lleva siete victorias este año (entre ellas cuatro clásicas) y dice que va a correr el tour con la expectativa de llevarse alguna etapa. De seguir así los años que vienen, podría convertirse en uno de los clasicómanos más importantes de todos los tiempos. Tiene con que.

domingo, 24 de abril de 2011

Para la pascua, uno de Juan Ramón Jiménez.

El olear del mediodía canta

En un tremor de bronce derretido,
unánime ascua blanca y ondeante,
el olear del mediodía canta
hacia arriba, con verde y contenido hervor,
tu regreso conmigo,
dios conseguido,
mi regreso contigo,
al lugar donde tú te me fijaste.

Me lo fijaste tú; y yo no supe
lo que era el milagro,
hasta que tú te me metiste dentro
o me metiste en ti;
y yo fui dios seguro de ti mismo,
seguro de mí mismo,
y tú, seguro de mí mismo y de ti mismo,
dios.

Tú me significaste
la belleza que yo canté y conté que era
una belleza verdadera y siempre venidera:
la belleza que yo te había designado,
dios deseante y deseado,
como dios de mi vida conseguida;
que tú estabas conmigo
y que el mundo, contigo, era mi amigo.

Presente estás en mar ardiente en movimiento;
y todas las bellezas del presente
me las das con tus ojos,
que pasan a mis manos
la plenitud universal.

jueves, 21 de abril de 2011

Un poema del maestro genial.

Viva la Cordillera de los Andes

Tengo unas ganas locas de gritar
Viva la Cordillera de los Andes
Muera la Cordillera de la Costa.

La razón ni siquiera la sospecho
Pero no puedo más:
¡Viva la Cordillera de los Andes!
¡Muera la Cordillera de la Costa!

Hace cuarenta años
que quería romper el horizonte,
ir más allá de mis propias narices,
pero no me atrevía.
Ahora no señores
se terminaron las contemplaciones:
¡Viva la Cordillera de los Andes!
¡Muera la Cordillera de la Costa!

¿Oyeron lo que dije?
¡Se terminaron las contemplaciones!
¡Viva la Cordillera de los Andes!
¡Muera la Cordillera de la Costa!

Claro que no respondo
si se me cortan las cuerdas vocales
(en un caso como éste
es bastante probable que se me corten)
Bueno, si se me cortan
quiere decir que no tengo remedio
que se perdió la última esperanza.

Yo soy un mercader
indiferente a las puestas de sol
un profesor de pantalones verdes
que se deshace en gotas de rocío
un pequeño burgués es lo que soy
¡Que me importan a mí los arreboles!
Sin embargo me subo a los balcones
para gritar a todo lo que doy
¡Viva la Cordillera de los Andes!
¡¡Muera la Cordillera de la Costa!!

Perdonadme si pierdo la razón
en el jardín de la naturaleza
pero debo gritar hasta morir
¡¡Viva la Cordillera de los Andes!!
¡¡¡Muera la Cordillera de la Costa!!!

De Nicanor Parra (Chile, 1914 - y que no se muera nunca, por favor)

Bis de Gilbert: impresionante.

Ayer, en el famoso "muro de Huy", Philipe Gilbert demostró una vez más, en su tierra, que, de momento, es el ciclista más en forma del mundo al embolsarse otra clásica: la Flecha Valona. En una carrera bastante aburrida, con unos escapados que todo el mundo sabía que no iban a llegar, con un intento de fuga interesante a unos 20 kilómetros para el final en el que se encontraban, entre otros, Kiriyenka, Kolobnev, Van Garderen y Verdugo, pero que no pudo prosperar gracias al trabajo, sobre todo, del Omega Lotto, tiene mérito ganar cuando todos, todos, todos, están esperando lo que va a pasar. Y pasa.

A los pies del muro de Huy, a un kilómetro de meta, Marcatto y Pineau llegaron con unos catorce segundos de ventaja, pero a la hora de la hora, en el momento justo para no morir en el intento, el gran ciclista valón arrancó y terminó con los demás. Trató de seguirlo el siempre combativo Joaquim "purito" Rodríguez pero terminó segundo y sin opción. Completó el podio Samuel Sánchez.

Gilbert es una aplanadora, ganá la segunda clásica de las ardenas y agranda sus enteros para la más importante de todas, la decana, la que más ilusión le hace, la Lieja-Bastón-Lieja. Eso se sabrá el domingo.

martes, 19 de abril de 2011

Uno de los mejores poemas que he leído.

CANTO DE GUERRA DE LAS COSAS

Fratres: Existimo enim quod non sunt
condignae passiones hujus temporis ad
furturam gloriam, quae revelabitur in
nobis. Nam exspectatio creaturae reve-
lationem filorum Dei exspectat. Vani-
tati enim creatura subjecta est non vo-
lens, sed propter eum, qui subjecit eam,
in spe quia et ipsa creatura liberabitur a
servitute corruptionis in libertatem glo-
riae filiorum Dei. Scimus enim quod
omnis creatura ingemiscit et parturit
usque adhuc.

PAULUS AD ROM., 8, 18-23.

Cuando lleguéis a viejos, respetaréis la piedra,
si es que llegáis a viejos,
si es que entonces quedó alguna piedra.
Vuestros hijos amarán al viejo cobre,
al hierro fiel.
Recibiréis a los antiguos metales en el seno de vuestras familias,
trataréis al noble plomo con la decencia que corresponde a su carácter dulce;
os reconciliaréis con el zinc dándole un suave nombre;
con el bronce considerándolo como hermano del oro,
porque el oro no fue a la guerra por vosotros,
el oro se quedó, por vosotros, haciendo el papel de niño mimado,
vestido de terciopelo, arropado, protegido por el resentido acero…
Cuando lleguéis a viejos, respetaréis al oro,
si es que llegáis a viejos,
si es que entonces quedó algún oro.

El agua es la única eternidad de la sangre.
Su fuerza, hecha sangre. Su inquietud, hecha sangre.
Su violento anhelo de viento y cielo,
hecho sangre.
Mañana dirán que la sangre se hizo polvo,
mañana estará seca la sangre.
Ni sudor, ni lágrimas, ni orina
podrán llenar el hueco del corazón vacío.
Mañana envidiarán la bomba hidráulica de un inodoro palpitante,
la constancia viva de un grifo,
el grueso líquido.
El río se encargará de los riñones destrozados
y en medio del desierto los huesos en cruz pedirán en vano que regrese el
agua a los cuerpos de los hombres.

Dadme un motor más fuerte que un corazón de hombre.
Dadme un cerebro de máquina que pueda ser agujereado sin dolor.
Dadme por fuera un cuerpo de metal y por dentro otro cuerpo de metal
igual al del soldado de plomo que no muere,
que no te pide, Señor, la gracia de no ser humillado por tus obras,
como el soldado de carne blanducha, nuestro débil orgullo,
que por tu día ofrecerá la luz de sus ojos,
que por tu metal admitirá una bala en su pecho,
que por tu agua devolverá su sangre.
Y que quiere ser como un cuchillo, al que no puede herir otro cuchillo.

Esta cal de mi sangre incorporada a mi vida
será la cal de mi tumba incorporada a mi muerte,
porque aquí está el futuro envuelto en papel de estaño,
aquí está la ración humana en forma de pequeños ataúdes,
y la ametralladora sigue ardiendo de deseos
y a través de los siglos sigue fiel el amor del cuchillo a la carne.
Y luego, decid si no ha sido abundante la cosecha de balas,
si los campos no están sembrados de bayonetas,
si no han reventado a su tiempo las granadas… dado el pecho de los vivos,
somos la selva que avanza.

Somos la tierra presente. Vegetal y podrida.
Pantano corrompido que burbujea mariposas y arco-iris.
Donde tu cáscara se levanta están nuestros huesos llorosos,
nuestro dolor brillante en carne viva,
oh santa y hedionda tierra nuestra,
humus humanos.

Desde mi gris sube mi ávida mirada,
mi ojo viejo y tardo, ya encanecido,
desde el fondo de un vértigo lamoso
sin negro y sin color completamente ciego.
Asciendo como topo hacia el aire
que huele mi vista,
el ojo de mi olfato, y el murciélago
todo hecho de sonido.
Aqui la piedra es piedra, pero ni el tacto sordo
puede imaginar si vamos o venimos,
pero venimos, sí, desde mi fondo espeso,
pero vamos, ya lo sentimos, en los dedos podridos
y en esta cruel mudez que quiere cantar.

Como un súbito amanecer que la sangre dibuja
irrumpe el violento deseo de sufrir,
y luego el llanto fluyendo como la uña de la carne
y el rabioso corazón ladrando en la puerta.
Y en la puerta un cubo que se palpa
y un camino verde bajo los pies hasta el pozo,
hasta más hondo aún, hasta el agua,
y en el agua una palabra samaritana
hasta más hondo aún, hasta el beso,
Del mar opaco que me empuja
llevo en mi sangre el hueco de su ola,
el hueco de su huida,
un precipicio de sal aposentada.
Si algo traigo para decir, dispensadme,
en el bello camino lo he olvidado.
Por un descuido me comí la espuma,
perdonadme, que vengo enamorado.

Detrás de ti quedan ahora cosas despreocupadas, dulces.
Pájaros muertos, árboles sin riego.
Una hiedra marchita. Un olor de recuerdo.
No hay nada exacto, no hay nada malo ni bueno,
y parece que la vida se ha marchado hacia el país del trueno.
Tú, que vista en un jarrón de flores el golpe de esta fuerza,
tú, la invitada al viento en fiesta.
tu, la dueña de una cotorra y un coche de ágiles ruedas, sobre la verja
tú que miraste a un caballo del tiovivo
y quedar sobre la grama como esperando que lo montasen los niños de la escuela,
asiste ahora, con ojos pálidos, a esta naturaleza muerta.

Los frutos no maduran en este aire dormido
sino lentamente, de tal suerte que parecen marchitos,
y hasta los insectos se equivocan en esta primavera sonámbula, sin sentido.
La naturaleza tiene ausente a su marido.

No tienen ni fuerzas suficientes para morir las semillas del cultivo
y su muerte se oye como el hilito de sangre que sale de la boca del hombre herido.
Rosas solteronas, flores que parecen usadas en la fiesta del olvido,
débil olor de tumbas, de hierbas que mueren sobre mármoles inscritos.
Ni un solo grito. Ni siquiera la voz de un pájaro o de un niño
o el ruido de un bravo asesino con su cuchillo.

¡Qué dieras hoy por tener manchado de sangre el vestido!
¡Qué dieras por encontrar habitado algún nido!
¡Qué dieras porque sembraran en tu carne un hijo!

Por fin, Señor de los Ejércitos, he aquí el dolor supremo.
He aquí, sin lástimas, sin subterfugios, sin versos,
el dolor verdadero.
Por fin, Señor, he aquí frente a nosotros el dolor parado en seco.

No es un dolor por los heridos ni por los muertos,
ni por la sangre derramada ni por la tierra llena de lamentos
ni por las ciudades vacías de casas ni por los campos llenos de huérfanos.
Es el dolor entero.

No puede haber lágrimas ni duelo
ni palabras ni recuerdos,
pues nada cabe ya dentro del pecho.
Todos los ruidos del mundo forman un gran silencio.
Todos los hombres del mundo forman un solo espectro.
En medio de este dolor, ¡soldado!, queda tu puesto
vacío o lleno.
Las vidas de los que quedan están con huecos,
tienen vacíos completos,
como si se hubieran sacado bocados de carne de sus cuerpos.
Asómate a este boquete, a éste que tengo en el pecho,
para ver cielos e infiernos.
Mira mi cabeza hendida por millares de agujeros:
a través brilla un sol blanco, a través un astro negro.
Toca mi mano, esta mano que ayer sostuvo un acero:
¡puedes pasar en el aire, a través de ella, tus dedos!
He aquí la ausencia del hombre, fuga de carne, de miedo,
días, cosas, almas, fuego.
Todo se quedó en el tiempo. Todo se quemó allá lejos.

de Joaquín Pasos (Granada, Nicaragua, 1914 - Managua, Nicaragua, 1947)

lunes, 18 de abril de 2011

Ganó el mejor.

Cuando, a los pies del mítico Cauberg, Andy Schleck contaba con una escasa pero significativa ventaja sobre el grupo de los favoritos, yo pensé que la cosa estaba decidida. El luxemburgués había atacado en Keutenberg y se veía fuerte (superando la caída de su hermano y Cancellara), pero Gilbert confió en su equipo, dejó trabajar a Van den Broeck primero y a Vanendert después, manejando la ventaja de 5 a 10 segundos y haciendo gala de una sangre fría que sólo tienen los grandes. Guardando energías para lo que vendría después.

A 500 metros de la meta, Purito Rodríguez atacó con la valentía que lo caracteriza y ese fue el empuje que necesitaba el valón para prenderse a su rueda, pasar a Schleck y dejar casi parado al catalán que se hizo de en un muy honroso segundo lugar (completando un curioso palmarés de segunda posición en las tres clásicas de las árdenas). Al pasar por al lado de Schleck junto a Rodríguez, Gilbert se debe haber acordado de la Lieja-Bastón-Lieja del 2009, en la que luxemburgués le arrebató el sueño de ganar y el catalán terminó segundo.

Ayer fue uno de esos días no tan comunes en el depote en que todo se da como estaba previsto, ganó el mejor, el más fuerte, el favorito de todos. Y es que Gilbert está en un estado de forma, física y mental, excelente pero además, se mueve con la inteligencia de un campeón. El miércoles es la Flecha Valona y el domingo que viene, el gran sueño de su vida, ganar la Lieja-Bastón-Lieja, la carrera de su tierra. A mí me encantaría que así sea, pero será muy difícil.

domingo, 17 de abril de 2011

Para el domingo, uno de Lezama Lima.

El pabellón del vacío

Voy con el tornillo
preguntando en la pared,
un sonido sin color,
un color tapado con un manto.
Pero vacilo y momentáneamente
ciego, apenas puedo sentirme.
De pronto, recuerdo,
con las uñas voy abriendo
el tokonoma en la pared.
Necesito un pequeño vacío,
allí me voy reduciendo
para reaparecer de nuevo,
palparme y poner la frente en su lugar.
Un pequeño vacío en la pared.

Estoy en un café
multiplicador del hastío,
el insistente daiquirí
vuelve como una cara inservible
para morir, para la primavera.
Recorro con las manos
la solapa que me parece fría.
No espero a nadie
e insisto en que alguien tiene que llegar.
De pronto, con la uña
trazo un pequeño hueco en la mesa.
Ya tengo el tokonoma, el vacío,
la compañía insuperable,
la conversación en una esquina de Alejandría.
Estoy con él en una ronda
de patinadores por el Prado.
Era un niño que respiraba
todo el rocío tenaz del cielo,
ya con el vacío, como un gato
que nos rodea todo el cuerpo,
con un silencio lleno de luces.

Tener cerca de lo que nos rodea
y cerca de nuestro cuerpo,
la idea fija de que nuestra alma
y su envoltura caben
en un pequeño vacío en la pared
o en un papel de seda raspado con la uña.
Me voy reduciendo,
soy un punto que desaparece y vuelve
y quepo entero en el tokonoma.
Me hago invisible
y en el reverso recobro mi cuerpo
nadando en una playa,
rodeado de bachilleres con estandartes de nieve,
de matemáticos y de jugadores de pelota
describiendo un helado de mamey.
El vacío es más pequeño que un naipe
y puede ser grande como el cielo,
pero no lo podemos hacer con nuestra uña
en el borde de una taza de café
o en el cielo que cae por nuestro hombro.

El principio se une con el el tokonoma
en el vacío se puede esconder un canguro
sin perder su saltante júbilo.
La aparición de una cueva
es misteriosa y va desenrollando su terrible.
Esconderse allí es temblar,
los cuernos de los cazadores resuenan
en el bosque congelado.
Pero el vacío es calmoso,
lo podemos atraer con un hilo
e inaugurarlo en la insignificancia.
Araño en la pared con una uña,
la cal va cayendo
como si fuese un pedazo de la concha
de la tortuga celeste.
¿La aridez en el vacío
es el primer y último camino?
Me duermo, en el tokonoma
evaporo el otro que sigue caminando.

viernes, 15 de abril de 2011

Uno de Juan Ramón Jiménez

En lo desnudo de este hermoso fondo

Quiero quedarme aquí, no quiero irme
a ningún otro sitio.

Todos los paraísos
(que me dijeron) en que tú habitabas,
se me han desvanecido en mis ensueños
porque me comprendí mejor éste en que vivo,
ya centro abiero en flor de lo supremo.

Verdor de primavera de mi atmósfera,
¿qué luz podrá sacar de otro verdor
una armonía de totalidad más limpia,
una gloria más grande y fiel de fuera y dentro?

Ésta fue y es y será siempre
la verdad:
tú oído, visto, comprendido en este paraíso mío,
tú de verdad venido a mí
en lo desnudo de este hermoso fondo.

lunes, 11 de abril de 2011

El día del gregario.

Me gusta la gente que trabaja y se esfuerza en silencio. Me encanta cuando gana un gregario. Ayer pude ver el triunfo glorioso de uno de los rodadores más regulares y callados del pelotón Pro- tour: Johan Van Summeren. Por eso, propongo que, a partir de hoy, se celebre el diez de abril como día mundial del gregario.

Pero más allá de la victoria del belga, ¡qué competencia tan disfrutable que es la Paris-Roubaix! Estas clásicas de abril (fue excelente la Vuelta a Flandes del domingo pasado, también ganada por un no-favorito como Nuyens) recuperan ese espíritu épico del ciclismo que las carreras por etapas, y sobre todo las tres grandes vueltas, han ido perdiendo con tanta marca y neutralización.

La victoria de Van Summeren, además, representa el triunfo del equipo por sobre el portento individual (cuyo exponente máximo era, en esta oportunidad, Fabián Cancellara). La escapada buena, la que agarró el vencedor, empezó a más de cien quilómetros para la meta y nadie, supongo que él tampoco, podría haber pensado que llegaría a destino en solitario y con tiempo para ajustarse el maillot y mirar atrás. Pero los desatinos de los favoritos, unas escaramuzas vergonzosas entre Cancellara, Hushovd, Ballan e, incluso, el director del equipo Garmin-Cervelo, Vaughters, desde el auto (al que el niño Cancellara le explicaba, supongo, que no tiraría ni un metro más porque estaba cansado de que se aprovecharan de él, y que debe haber pensado, me refiero a Vaughters, "perfecto, tengo a Van Summeren solito ahí adelante, si no quieres alcanzarlo no lo alcances"), o entre Joan Antoni Flecha y Lars Boom (con golpes incluidos), las roturas y caídas de Tom Boonen y Chavanel, que dejaron fuera de combate cualquier intento del Quick Step, hicieron que, al salir del famoso Carrefour de l'Arbre, y con unos quince quilómetros para el final, Van Summeren viera que la magia, la bendición, la jugada gloriosa, era posible. Los últimos quilómetros (de los cuales, según dice, hizo cuatro con una rueda pinchada) fueron magníficos, sin dudas los más importantes de su vida.

Cuando llegó, todo lleno de polvo como es común en la Paris-Roubaix, lo veíamos besarse emocionado con su novia a quien, dicen, le pidió matrimonio ahí mismo. Así es la emoción de ganar uno de los monumentos del ciclismo. Una de esas carreras que nos recuerdan, sobre todo a aquellos que creen que el ciclismo es un deporte de hombres solitarios, que se trata de UN DEPORTE DE EQUIPO. Por todas esas cosas, reitero, celebraremos el diez de abril como EL DÍA DEL GREGARIO.

sábado, 9 de abril de 2011

Club Ciclista Gràcia.

Hoy fue mi primera salida oficial con los muchachos del Club Ciclista Gracia (ayer me asocié). Fuimos hasta Sant Feliu de Codines y, como verán, ya tengo la camiseta puesta.

He sido socio, que yo recuerde, de las siguientes instituciones deportivas: Club Atlétigo Progreso, Club Bohemios, AEBU, Club Malvín, Club Biguá, Club Banco República, Carrasco Lawn Tenis, Montevideo Cricket Club, Asociación Cristiana de Jóvenes, YMCA (México), Club Esportiu Espanya Industrial (del cual soy socio actualmente)... Pero nunca me había sentido tan identificado como con el Club Ciclista Gràcia.

En la foto, también se puede apareciar mi primera bicicleta con cuadro de fibra de carbono (Orbea Onix).

jueves, 7 de abril de 2011

Hoy de noche voy a ver a Tony Levin.


Es para dar un poco de envidia.

martes, 5 de abril de 2011

un perro corriendo que se moría de dolor

ayer vi un perro que se quejaba
en realidad, primero escuché al perro que se quejaba y pensé que era un gato por lo agudo de sus chillidos
el sonido venía por una calle que yo tenía que cruzar y toda la gente que caminaba por ahí se había detenido para entender de dónde provenía aquel chillido amargo
crucé miradas con varios de ellos, no entendían, era al atardecer, aparentemente todos volvíamos a casa del trabajo

el perro pasó rápido por el medio de la calle
era un perro mínimo, una especie de caniche
pasó corriendo y chillando de un modo estremecedor
yo deduje que había alguna parte de su cuerpo que le dolía y él corría para escapar del dolor

esa inocencia, el hecho de creer que el dolor era una agresión externa y no interna, fue lo que más me conmovió, iba con la lengua afuera (el perro)
unos policías lo atraparon
en serio, unos policías de tránsito lo atraparon justo delante mío
uno de ellos se puso un guante e intentó ver qué era lo que le pasaba
el perro saltó gritando aún más fuerte, escapó
con un dolor intenso, salió disparado por otra calle
corriendo hacia arriba
gritando hacia arriba
tratando de huir del dolor que él creía que lo perseguía
supongo que habrá corrido hasta morir extenuado o algo así

fue esa inocencia la que me amargó la tarde
la que me conmovió
la que me hizo preguntarme si no seremos iguales
ese perro y yo

(hoy vi esta foto de una obra de David Shrigley y me acordé de mi vivencia de ayer)

¿Hasta dónde? ¿Hasta quién? ¿Hasta cuándo?

El cuatro de noviembre de 2008 yo estaba en las oficinas de Nestlé, en la calle Ejército Nacional de la Ciudad de México. Eran cerca de las siete de la tarde, la reunión se terminaba y alguien dijo que no intentaramos volver por Reforma porque estaba cortada dedibo a un accidente aéreo: una avioneta había caído en la intersección de esa avenida con el periférico, lugar conocido como la "Fuente de Petróleos".

Como yo volvería caminando a casa, decidí aventurarme hacia el parque de Chapultepec de todos modos. Efectivamente, el Paseo de la Reforma estaba vacío de autos y a oscuras. Circulaban camiones del ejército llenos de soldados y gente que, como yo, había optado por caminar y lo hacía en silencio, con cara de no entender bien lo que pasaba. Se respiraba una cierta tensión. Al pasar por un bar, ya cerca de mi casa, me detuve al ver en la televisión que "la avioneta" caída en la fuente de petróleos era el jet que transportaba a Juan Camilo Mouriño, secretario de gobernación (algo así como el vicepresidente y "delfín" del gobierno de Calderón). Pensé, como todos deben haberlo hecho en ese momento, como yo lo sigo haciendo, que los responsables del "accidente" tendrían que estar relacionados con la guerra contra el narcotráfico iniciada por el presidente Calderón. Cuando llegué a casa, Laura y yo comentamos que, seguramente, se vendría un estado de sitio, habría una guerra "en serio", se recrudecería la violencia. También comenté que sería bueno ir tomando la decisión difícil de mudarnos a otro país.

Los medios de comunicación se encargaron de hacer valer la versión del accidente (con una risible narración según la cual el propio Mouriño habría sido el responsable al insistir en pilotar el avión a pesar de no estar preparado para ello). Rápidamente todo se olvidó y mi razonamiento fue sencillo: "si la vida de este tipo no vale nada, ¿cuánto valen las nuestras?". ¿Hasta dónde, hasta quién, hasta cuándo va a llegar esto? Tres meses después me fui de México.

Desde entonces, leo con atención todo lo que viene de ese país tan querido para mí y en el que viven tantos buenos amigos. En la noche de ayer, me impresionó mucho conocer el poema que Javier Sicilia escribió por la muerte de su hijo, un joven estudiante torturado y asfixiado por el crimen organizado. Inocente como tantos inocentes que mueren en las guerras.

La guerra de México, sin embargo, es diferente de otras guerras. Diferente porque a la población que está en medio parece costarle entender el estatus de guerra, entre otras cosas debido a que para el sistema mediático hay cuestiones mucho más importantes que discutir en serio las opciones políticas (y morales) que tiene la nación mexicana para salir de este abismo cada vez más profundo, diferente porque no se sabe bien por qué se combate (o se sabe pero la causa se difumina), diferente porque el enemigo es mutante y variable, tiene miles de rostros y, por eso mismo, parece incontenible, diferente porque el que tendría que ser el bando de la mayoría, el estado de derecho, obra de un modo poco claro que hace que buena parte de la población desconfíe de sus intenciones (la población mexicana tiende a desconfiar enormemente de su clase gobernante).

En medio de este caos, los padres siguen quedándose sin hijos, los hijos sin padres, los hermanos sin hermanos y los mexicanos sin un estado de derecho que garantice mínimamente la seguridad de sus ciudadanos. Parece que la sociedad civil se organiza ahora para manifestarse contra esta guerra. Ojalá sea este el fósforo que encienda la llama del descontento que haga que esta situación descontrolada encuentre un tope, porque hasta ahora no ha hecho sino avanzar ciegamente, sin pensar dónde, en quién o cuándo detenerse.

lunes, 4 de abril de 2011

Corriente y contracorriente.


Me encanta este video.

Más allá de la estética y la animación, que son muy interesantes, me encanta porque me hace pensar en lo fuera de lugar que se ve hoy el concepto industrial capitalista decimonónico de masividad o sociedad de masas. Lo antiguo que puede parecer, por ejemplo, el famoso anuncio de Macintosh "1984" (que es más o menos lo que se narra aquí) o una película como "Tiempos Modernos" de Chaplin (el título lo dice todo).

Todo ese mundo publicitario que tanto se alimentó en Hollywood del héroe que rompe las normas de la masa, uno de las historias que mejor nos han contado y que más nos hemos creídos.

Sin embargo, es un concepto manido, viejo, que ya no funciona tanto. Se ve obsoleto.

Por eso me gusta este video, porque se ve obsoleto.

Pienso que una obra de arte que pretendiera retratar la sociedad actual ya no podría sostenerse, por más de que la mayoría del mundo viva dentro de ese paradigma, en la corriente y la contracorriente.

Ya no hay corriente y por lo tanto no puede haber contracorriente. Este video me hace pensar en que es importante romper con eso si se quiere hacer algo nuevo.

Nada, tonterías.

domingo, 3 de abril de 2011

los domingos es mejor no salir

estábamos ordenando la comida
milanesas napolitanas, entró
un joven y dijo algo discretamente al camarero
después entro una muchacha de su brazo y se sentaron
en la mesa de al lado, la mujer
tenía mala cara, el camarero
trajo una coca-cola
cuando volví a mirar a ella
le costaba respirar, su piel estaba
de un color verdoso
como esos cuadros góticos flamencos
con caras muertas de ferocidad sin encontrar el aire
el joven empezó a pedir por un doctor
el dueño del lugar llamó a una ambulancia
acostaron a la mujer en unas sillas
nosotros comimos, la ambulancia no venía volvieron a llamar
llegaron los médicos y se la llevaron
blanca, verde, blanda
nosotros nos fuimos
sin saber qué le habría pasado a la mujer
o cómo está