sábado, 15 de enero de 2011

Una carta a Herrera y Reissig.

Aldo Mazzucchelli refiere que, desde el 18 de setiembre de 1904 hasta el 28 de febrero de 1905, Julio Herrera y Reissig vivió en Buenos Aires desempeñándose como, según él mismo lo consigna en una carta, "Jefe del archivo de la Oficina del Censo Nacional", con un sueldo de 500 pesos argentinos (el mejor trabajo que tuvo, por lejos). A pesar de todo lo que odiaba a su "Tontovideo" natal y a los uruguayos en general (seres despreciables a quienes, como todo el mundo sabe, les tenía prohibida la entrada a la "Torre de los Panoramas"), su estadía en la capital Argentina no parece haber sido del todo placentera y siempre estaba amenazando con volver. Mazzucchelli recoje sus quejas por medio de la correspondencia del poeta con familiares y amigos y, sobre todo, con su entonces novia Julieta de la Fuente.

En este capítulo, resulta particularmente conmovedora, por lo menos para mí, una carta que le escribe su hermana mayor, Luisa Herrera y Reissig, desde la casa de la calle Ituzaingó, el día 31 de octubre de 1904. Antes de leerla, habrá que recordar que los Herrera y Reissig pertenecen a una familia de abolengo de Uruguay, que su tío Herrera y Obes había sido presidente y uno de los políticos más importantes de la segunda mitad del siglo XIX, que el poeta mismo nació en una gran casona del barrio del Prado, símbolo de la pujanza comercial de su padre Manuel Herrera y Obes, y que su vida fue un lento barranca abajo económico (y de salud). En medio de esa caída, Buenos Aires es un escalón. Escribe Luisa:

"Aquí, querido Julio, si te vienes, aunque esos son nuestros deseos, te encontrarás como antes, es decir sin nada, vegetando sin un céntimo, mortificado, y lo que es peor para tu amor propio, a cargo de la casa, es decir del pobre papá, que no sabes tú cómo está el pobre viejo de achacoso -y que materialmente no puede más. Pensamos mudarnos a una casita chica y reducirnos más aún- Dios sabe cómo acabaremos. Tu carta al viejo lo hizo llorar pues quisiera el pobre tenerte a nuestro lado, pero siente no poder darte lo que necesitas. Yo, querido Julio, desearía vinieras, pero si tú oyeras a Manuel y demás de la familia, te aguantarías ahí; buscaría desde ya, como habías dicho, relaciones para escribir en algún diario o revista, dicen que la de Gálvez gana mucho y que él desearía tenerte a su lado -por qué no pruebas. ¡Crees tú por ventura que llorando como un niño y encerrándote sin ver ni hablar a nadie, vas a encontrar trabajo, que ese zapatero te va a ayudar, y que a Martínez tu protector y encargado de lanzarte ahí le ha de hacer gracia verte sin buenas relaciones! Qué pensará de tus costumbres aristocráticas, y de tu capacidad intelectual indiscutible, él te ha puesto cerca del panal, por qué no aprovechas. Aquí, pobre Julio, conoces el medio, y no encontrarás soga en que ahorcarte si te vienes, te arrepentirías sin remedio, y si a esto agregas lo que tendrás que oír de desagradable, pues Manuel dice que ha hecho un sacrificio para mandarte ahí realizando tu ideal -y que no has sabido quedarte creándote relaciones, etc. Vuelvo a decirte, querido Julio, reflexiona lo que debes hacer. Aquí no tienes tu porvenir.

De política lo que puedo decirte que Julio (se refiere al tío ex presidente) ataca a Batlle pero que este se defiende, pero con esto odia más y más a los Herrera, esto viene en apoyo de lo que te digo antes, será imposible en estas condiciones encontrarte puesto alguno. Así lo dicen todos, y a más se habla de que los blancos se levantarán a fin de año, a los que Julio aopoya con su partido y con la pluma. En fin, no está el horno para pasteles...

Nosotros, querido Julio, no esperamos ya nada de bueno -pero desearíamos verte a ti y Teodoro trabajar independientes. El nene piensa irse a esa para enero si no le aumentan, está loco con Buenos Aires -Manuel le aconseja se vaya a esa. Nada interesante que contarte, querido Julio -todo es triste aquí- nuestra casa está que es un cementerio -mil cariños de los viejitos- de la Chicha y hermanos y de tu hermana que te quiere mui de veras.
Luisa."

Julio Herrera y Reissig es, poco se podrá discutir, el poeta más importante de los que nacieron y escribieron en Uruguay (hay otros que nacieron ahí, pero escribieron o escriben en otros países, Lautréamont y Laforgue son ejemplos), su incapacidad para medrar en un mundo que le era completamente ajeno, su falta de tacto social, su desinteligencia económica, son proporcionales a su gran talento poético. Cada vez que algún aspirante a escritorcito mediocre de aldea (como es mi caso) se sienta mal porque nadie lo lee y no le van bien las cosas, debería leer esta carta.

2 comentarios:

quique dijo...

Qué vigencia! jaja

nicolás dijo...

Así es Uruguay, un país que no cambia.
Aunque te diré que, económicamente, ahora está mejor que muchos países...
Que el que estoy yo y que el que estás vos, seguro, pero con distancia.