esta mañana, caminando por la calle torrent de l'olla, vi una vidriera que exhibía muchas marcas de yerba mate, entre ellas la que yo tomo, y entramos. era temprano, el lugar estaba vacío de gente. al fondo, un hombre corpulento de rasgos árabes atendía una carnicería elemental mientras escuchaba esa música que parece el llamado de un almuédano desde el alminar, cantos que transmiten la paz y recurrencia de lo eterno sin necesidad de instrumentación. caminando entre los anaqueles empezamos a maravillarnos: tapas para empanadas, salsas hindúes, salsas mexicanas (de "la costeña" básicamente), axiote, mole, piloncillo, dulce de leche, pan árabe, cuscús, condimentos de la india, galletitas saladas para el mate, todo en las marcas tradicionales de cada país. como si el día a día de un almacén cualquiera de méxico, uruguay, argentina o bombay, hubiera encarnado en la multicultural barcelona.
no era el clásico local de productos importados finos, era el delicatessen de los humildes. lo recorrimos largamente, comentando emocionados el descubrimiento de productos como si estuviéramos haciéndoles publicidad. se nos antojaron unas empanadas, compramos las tapas, compramos carne picada, también compramos yerba, comino indio y pan árabe. después de pagar, complacido seguramente por nuestra admiración hacia su local y con la certeza de que volveríamos, el árabe corpulento nos regaló, sin decir una palabra, un alfajor havanna a cada uno.
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