el azar, que en sus obras actúa con la delicadeza de un prestidigitador, quiso que en una semana leyera dos textos que rescatan la retórica épica greco-latina (algo que yo también intenté, con menos fortuna y destreza, en un tiempo lejano) pero desde diferentes perspectivas. se trata de un cuento largo de david foster wallace titulado "Tri-Stan: he vendido a Sissee Nar a Ecko" y de la afamada versión de la ilíada de alessandro baricco. en ambos relatos (editados con cinco años de diferencia: 99 y 2004 respectivamente) se actualiza de algún modo el poder de la épica homérica. se trata, sin lugar a dudas, del trabajo de dos virtuosos y, por lo tanto, la factura técnica es exquisita. sin embargo, las grandes diferencias que hay entre ellos dan para pensar en dos formas de encarar la literatura: un escritor que miraba hacia adelante y trataba de abrir un camino, arriesgando siempre y sin dormirse en sus lauros (el neoyorquino); y un escritor tradicional, enamorado de su hermosa voz, sin interés en abandonarla de ninguna manera (el turinés).
"Homero, Ilíada" es una magnífica adaptación prosaica que baricco realizó para leer en público y de un tirón. está pensada para que la ilíada pueda ser escuchada sin aburrir, para que el relato oral se soporte, como, según se dice, funcionaba en los tiempos de homero, tiempos en lo que estos relatos eran fundamentales para la cultura (hay que recordar que no existían ni el cine ni la televisión). ingeniosamente, baricco cambia el punto de vista, lo humaniza: ya no se trata del relato épico en tercera persona, no es el poeta que pide la ayuda de los dioses para cantar, todo es narrado en primera persona y desde diferentes perspectivas. en efecto, esta ilíada no está dividida en los famosos cantos sino en capítulos que llevan el nombre de los personajes que los narran: criseida, tersites, helena, pándaro, héctor, aquiles, agamenón... así, el relato avanza con una agilidad envidiable, digna de hollywood pero con la calidad literaria del autor de "seda". en resumen, se trata de una obra deliciosa que podría ayudar muchísimo a los profesores para hacer más llevadera la tortura de lograr que los adolescentes de la edad del facebook estudien a los héroes de la edad del bronce.
pero atención, amigos docentes, baricco, como buen escritor posmoderno, deja de lado a los principales protagonistas de la íliada, esos personajes enojadizos y caprichosos que habitan el olimpo. de ese modo, sin zeus, sin atenea, sin afrodita, sin apolo, la ilíada se convierte en un relato bélico infantil, maravilloso sí, pero casi incomprensible para quien no haya leído el original. esos cambios tan bruscos de humor, esos vaivenes permanentes e inexplicables en la batalla, cómo entenderlos sino están los dioses urdiendo su intrincada trama.
muy diferente, opuesta, es la posición de foster wallace. el escritor nacido en ithaca (sí, la misma de ulises pero en la sucursal del estado de nueva york) trabaja desde la urdimbre misma del destino, igual que lo hacía homero. su historia ya no cuenta el asedio de ilión, la inexpugnable, sino el origen de lo que llamamos "fantasmas" en la televisión de aire (no voy a contar la anécdota sólo diré que es genial). su lenguaje no es el homérico, sus personajes tampoco, pero su obra actualiza de mejor manera la épica de la ilíada en otra épica: la de los programadores de las cadenas televisivas.
pero entonces, si se parece mucho menos a la ilíada que la versión de baricco, ¿cómo puede ser que la rescate mejor? porque foster wallace trabaja con las herramientas de la edad de las transmisiones de televisión UHF de la misma manera que homero trabajaba con las de la época de las broncíneas armas. foster wallace se instala allí donde se gesta la gloria o el destino trágico de los héroes, allí donde nace la trama del destino que, si bien se puede narrar, es, en la mayoría de los casos tan inexplicable como inevitable. aquí los dioses no desvían flechas ni promueven iras, aquí son los productores de televisión, los cirujanos plásticos, las estrellitas tontas, quienes exaltan pasiones, promueven programas y actores. el mundo encantado de la guerra, y su belleza, son narradas por homero como un mundo encantado y hermoso, el mundo encantado de la televisión, y su belleza, son narrados por foster wallace como un mundo encantado y hermoso. punto.
creo que el libro de baricco es buenísimo, increíblemente entretenido y emotivo, perfecto para leer en el tren o antes de dormirse (esto es dicho sinceramente, sin el más mínimo dejo de ironía). sin embargo, me parece que traiciona el espíritu original de su modelo. cualquier persona que leyera su versión sin haber leído el original, no tendría ni idea de lo que es la ilíada. sería, por tanto, engañada del mismo modo que cuando ve la "troya" de petersen. el cuento de foster wallace es áspero, denso, por momentos difícil de leer, pero es una de esas obras que nos hacen avanzar, muestran un camino. las dos versiones son hermosas, sólo hay que evitar, siempre, que nos vendan gato por liebre, o eric bana por héctor.
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