lunes, 20 de abril de 2009

como un tango de carver

Estaba pensando, mientras lo escuchaba interpretado por diferentes voces (me quedo, tal vez por contemporaneidad o por su expreso dramatismo, con la de cristóbal repetto), en por qué me gusta tanto el tango “los cosos de al lado” (de Larrosa y Canet) y me di cuenta de que es un tango minimalista, me refiero a la corriente literaria norteamericana de segunda mitad del siglo veinte.

A diferencia de la arrolladora verdad que arrojan la mayoría de los tangos, que está en el centro mismo de una poética que se esfuerza por cantar siempre, de la mejor manera posible, “las cuarenta”, éste da vueltas alrededor de un tema que no llega a tocar, el verdadero drama está oculto. Y es un drama, el de la “costurerita que dio el mal paso”, que el tango ha manoseado hasta hartarse, el que aquí se mira de soslayo. En todos los sentidos.

Desde el comienzo se establece la tragedia, profundamente, con tono teatral clásico:

Sollozaron los violines
Los fuelles se estremecieron
Y en la noche se perdieron
Los acordes de un gotán


Brutal inicio, preludia la acción, prepara para lo peor y, sin embargo, vean, empieza a describir, a rondar, como el agente de la ley del que habla:

Un botón que toca ronda
Pa no quedarse dormi
do


Hay tedio, aburrimiento, no pasa nada, el policía da una vuelta sólo por no dormirse. Y de ese silencio oscuro se aprovechan los listos del barrio:

Y un galán que está escondido
Chamullando en un zaguán


Es decir, los estereotipos barriobajeros están presentes. Pero…

De pronto se escucha
El rumor de una orquesta


¡Ajá! (interjección): ahora sí, llega la acción, se viene; habrá traición, lucha entre malevos, cuchillazos, percantas traicioneras, otarios engañados, cacatúas que sueñan con la pinta de carlos gardel…pero en seguida nos decepciona:

Es que están de fiesta
los cosos de al lao’


Reparen en la frialdad de la descripción, es quirúrgica. Me parece escuchar la voz de mi abuelo, displicente porque no puede dormir: “¡es que están de fiesta los cosos de al lao!”. Vean que el autor se sitúa, nos sitúa, al otro lado de un muro, de un tejido, de una pared, desde donde sólo se escucha una alegría festiva, y sepan que no la veremos. No es nada, pensamos, una fiesta de barrio, la típica. Pero entonces, justamente lo barrial estalla, el autor hace ingresar a la chusma, el cotilleo de las vecinas que hablan en el mercado.

Ha vuelto la piba
Que un día se fuera
Cuando no tenía
quince primaveras


Bueno, decimos, nada del otro mundo, se trata de una fiesta de bienvenida, la celebración de un regreso, me voy a dormir. Pero no, cuando ya cerramos los párpados viene el drama que está debajo, que subyace, como en el manido principio del iceberg que hemingway menciona, creo, en "muerte en la tarde".

Hoy tiene un purrete
y lo han bautizado
por eso es que bailan
los cosos de al lao’


La familia está festejando el bautismo del bastardo hijo de su hija. De su joven hija. Sólo podemos llegar a adivinar la tragedia que hay detrás. Bueno, ahora sí (se escucha el frotarse de las manos), bajá la tele vieja que nos lo van a contar todo. Se viene “el dramón de la pálida vecina”. Sin embargo, una vez más no, no y no. Escuchen:

Ya las luces se apagaron
El barrio se despereza
La noche con su tristeza
El olivo se ha tomado


¡¿Cómo?! ¿Ya amaneció? ¡Qué sutileza (para que rime)! El vecino enojado no ha podido dormir pero no suelta prenda. Ya escucho cantar al gallo que no se nombra, creo que es el mismo que cantaba cada vez que me quedaba a dormir en casa de mis abuelos.

Los obreros rumbo al yugo
Como todas las mañanas

Regresa la rutina y la rutina incluye este detalle mágico que alguna vez fuimos cualquiera de nosotros:

Mientras que hablando macanas
Pasa un tipo encurdelado


Pero al lado no hay nada rutinario, la fiesta sigue:

De pronto se escucha
El rumor de una orquesta
Es que están de fiesta
los cosos de la lao
Ha vuelto la piba
Que un día se fuera
Cuando no tenía
quince primaveras
Hoy tiene un purrete
y lo han bautizado
por eso es que bailan
los cosos de al lao


¿y la piba? ¿y la traición? ¿y el purrete? ¿y el fiolo que la engañó y la llevó pa’l centro? ¿y la seda? ¿y el percal? El autor parece decir: eso vayan a buscarlo a otros tangos, yo no lo voy a contar, se ha contado tantas veces…

Carver.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

excelente!!!!

nicolás dijo...

gracias anónimo!
es un gran tango.