sí sí sí, arrancaron los juegos y el mundo juega con ellos. es inevitable, todos hablan de la ceremonia inaugural. a mí no es algo que me subyugue, hay muchos deportes que no entiendo y hay muchos que ni siquiera me parecen deportes (los que implican un jurado, por ejemplo).
a mí lo que me gusta, cada vez que empiezan unos juegos olímpicos con esa locura colorida de gente moviéndose en el enorme escenario de un estadio repleto, es pensar en sexo. no puedo dejar de pensar en sexo. tal vez, el paradigma del intercambio sexual grupal, con drogas y descontrol incluidos, sean las orgías de backstage de concierto de rock, los de led zeppelin son un buen ejemplo. sin embargo, cada vez que veo desfilar a los atletas y pienso en el tamaño de una villa olímpica y el tipo de sus pobladores, no puedo evitar pensar que eso debe ser, con perdón de la expresión, un "coginche" sin parangón.
imaginen: cuerpos perfectos, en una ciudad extraña donde, sin embargo, son todos reyes, en el pico máximo de su entrenamiento, en edad de merecer, con las hormonas rebotando contra los techos. ¡uf!
es otra forma de ver las olimpíadas, otra manera de participar en los juegos olímpicos. y podemos jugar todos, sin distinción de razas, de banderas ni de deportes. a mí por ejemplo, me gusta cruzar las discplinas además de los países: la nadadora yanqui con el levantador de pesas ruso, la gimnasta rumana con el yudoca japonés, el ciclista español con el tenista francés, la corredora mexicana con la esgrimista alemana. hagan el ejercicio, puede ser muy divertido y es un deporte en el que, claramente, nadie pierde. más espíritu olímpico que ese no hay.
No hay comentarios:
Publicar un comentario