tal vez por pereza, tal vez por aversión a la perfección, tal vez por prejuicio (no me gustaba el tipo de gente que gustaba de él), dejé de ver y escuchar a caetano veloso por la época de fina estampa, hace de esto ya más de diez años. incluso discutía, siendo yo chicobuarquista, la calidad de caetano, no tanto como intérprete, algo indiscutible desde todo punto de vista, sino como compositor ("é que narciso acha feio o que nao é espelho"). pero ayer, empujado, empujado, empujado, lo fui a ver al auditorio nacional. ¡qué suerte la mía!
era muy distinto aquel caballero de fina estampa, peinado a la gomina, serio, elegante, de traje, que tocaba con morelenbaum. es éste un rocker viejo, canoso, de lentes, vestido de jeans y tennis, acompañado por un trío joven de "rock" (el imbatible, guitarra, bajo y batería, aunque un rhodes había también por ahí de vez en cuando), que baila y corre por todo el escenario. tocó, mayormente, creo yo que no sé nada, canciones de su disco nuevo "Ce". y lo que tocó, rock, punkrock, pop, escuchado así, por primera vez, fue muy bonito. dan muchas ganas de comprar ese disco. pero también tocó "london, london", "sampa" y "leoncinho". ¡qué suerte la mía!
al final, nos fuimos cantando "london, london" por reforma, el aire fresco de chapultepec a un lado, la luna blanca entre las nubes blancas arriba, "while my eyes, go looking for flying saucers in the sky". ¡qué suerte la nuestra!
algunas constataciones:
1- yo no sé qué es lo que comen en brasil, pero escuchar musicos brasileros en vivo no tiene comparación, porque pasan de un rock agresivo a un samba sutil, a un blues, a una balada pop, y todo lo hacen con delicadeza, con estilo, con swing.
2- el auditorio nacional es demasiado grande y demasiado frío.
3- el público mexicano en general no para de hablar durante todo el concierto. costumbres a las que habrá que acostumbrarse.
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