sábado, 4 de agosto de 2007
donde la tristeza vive 2
el otro día fuimos a comer pizza a una parrillada uruguaya llamada don asado, muy a la moda aquí en la condesa. me habían dicho que ahí hacían la pizza rectangular al estilo de nuestra ciudad. nos sentamos cerca del horno y, cuando el pizzero se dio vuelta, supe que la pizza iba a ser oriental y buena. en su cara había una tristeza indescriptible. una tristeza permanente e inocultable. le dije a laura; "ese tipo tiene que ser de montevideo". laura sonrió dándome la razón. a mí me hizo acordar mucho a zitarosa, esa cara tan cara.
zitarrosa fue parte muy importante de la banda sonora de mi niñez y adolescencia. cuando volvió del exilio lo fuimos a buscar al aeropuerto, como tantos otros compatriotas, como en todos aquellos retornos masivos del 84/85. para mí era dios. quiso el azar, otro dios, que se mudara a malvín y fuéramos vecinos. y también quiso, ese dios, que frecuentara el boliche "la red" que quedaba frente a la panadería río de la plata, donde yo iba a comprar pan y bizcochos. y quiso más tarde, ese dios, que yo tomara clases de guitarra con numa moraes y que un día, alfredo fuera a visitarlo cuando yo estaba ahí. numa se levantó para abrirle la puerta y él entró, con unos pantalones deportivos marrones con rayas beige. obviamente, como todos los dioses, era más bajo de lo que yo imaginaba, pero tenía la misma cantidad de gomina en el pelo que yo había previsto. se acercó, yo estaba paralizado, es una tontería decir esto, pero también es cierto. guardé la guitarra rápidamente, con vergüenza. me dio la mano. era de mi altura, tal vez hasta más bajo. creo que me dijo, "¿así que vos tocás la guitarra?", o algo así. obviamente, no fui capaz de responder. lo saludé y me fui, temblando.
otro día lo vi en un asado, también en lo de numa, y para mí, era la imagen de la tristeza. cebar mate, tomarlo, jugar al truco, comer, hablar; todo lo hacía con una seriedad de velorio. era un hombre, creo yo, que vivía en un velorio. como si dijeramos, "este mate que voy a tomar está muerto, debemos estar consternados por ese hecho". desolador. o tal vez fuera que tenía una conciencia de la no-existencia mucho más profunda que nosotros, los mortales. sí, debe ser eso.
lo cierto es que, en una competencia mundial de tristeza, darnauchans y zitarrosa llegarían a la final. tal vez los semifinalistas pudieran ser juan carlos onetti y el pizzero de la condesa. pero, ciertamente, la tristeza de alfredo ganaría porque era mucho más profunda, silenciosa, imposible de sacar afuera, imposible de mentar.
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