domingo, 12 de agosto de 2007

beautiful losers 2

el viernes estábamos repasando los ganadores del festival de publicidad de cannes de este año. llegamos al primer oro de la historia de la publicidad uruguaya: la promoción de café el chaná correspondiente al mundial de alemania 2006. me hizo pensar en lo que decía el otro día con respecto a la tristeza y montevideo, y recordé aquello de que no me ponía mal que el peruano dijera que era la ciudad más triste que había conocido, por el contrario, me enorgullecía, y colegí que lo que sucede es que somos un pueblo de perdedores.

en la promoción "el chaná te lleva a cualquier parte menos a alemania" nos reímos de la derrota, nos complacemos en ella, somos felices de ser un pueblo derrotado. y derrotado en una de nuestras actividades más celebradas y galardonadas: el fútbol. es esa celebración de la pérdida nuestro primer gran premio en el "mundial" de la publicidad. no deja de ser emblemático, además, que sea esa marca, el chaná, la protagonista del suceso, porque durante mucho tiempo, la época gloriosa del uruguay, "el carro de El Chaná" no tenía rivales cada año en el desfile del carnaval, salía primero y "fuera de concurso".

montevideo es, casi desde sus orígenes, una ciudad derrotada. un parapeto, un muro olvidado en medio de un corredor de viento frío y salvaje. el puerto que por sus características naturales infinitamente superiores a las de buenos aires debería ser la capital del plata pero que, sin embargo, fue siempre y será, el pariente pobre. un sitio cuyo pueblo tiene por gesta máxima la asunción de la pérdida y la posterior huída. gesta que, por si fuera poco, recibe el nombre de "redota", que no quiere decir otra cosa que derrota. no me gusta jugar al semiólogo, pero cuando cuatro quintos de la población de un país lo abandonan admitiendo la pérdida y ese es el momento cumbre de su historia, tenemos un pueblo de perdedores. sólo hay otro pueblo que pasó por algo similiar, pero ellos iban en busca de la tierra prometida.

de todos modos, no creo que sea este derrotero histórico, si se me permite el retruécano, el que nos hace un pueblo de hermosos perdedores. son más bien los primeros 50 años del siglo 20 los que, por contraste, nos otorgan esa condición. porque lo cierto es que, durante buena parte de ese período supimos ser un pueblo de triunfos, eso nadie podrá discutirlo. el permanente goteo de esas mieles agotadas sobre nuestras cabezas desde la niñez, ese recuerdo de lo que ya nunca seremos, el eterno declive, es lo que nos hace una nación de derrotados. y ahí vamos, cargando con esa cruz, siendo los niños pequeños y pobres del contintente pobre en el que nacimos, siendo ese pequeño simpático que pide limosna fuera de la iglesia, ese al que todos quieren y del que todos hablan bien hasta que las papas queman y entonces, le prohiben salir a la calle, o se la cortan, que es lo mismo, y lo ponen en su lugar.

está muy bien la promoción de el chaná (un café con nombre indígena perteneciente a una multinacional suiza). muy bien. está muy bien reírse de eso. está muy bien asumirlo: como perdedores hermosos, podemos perfectamente ser un éxito. el bukowski de los países, el dylan thomas de la ONU, el van gogh del planisferio. ¡adelante! ¡festejen uruguayos, festejen!

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