Se hablará de este día: la etapa nueve del Giro 2011 en el Etna.
Se habló mucho de si Contador estaba fino o no. El viernes atacó casi al final y nadie respondió. Pero hoy demostró que está en otra dimensión, esa categoría que los periodistas denominan como "histórica".
Atacó en la ascensión faltando 7 kilómetros para el final. Sólo Scarponi se le pudo poner a rueda, pero no duró ni un kilómetro. Los otros seguro que pensaron que no llegaría al final desde tan lejos a aquel ritmo, o simplemente no pudieron seguirlo. Cuando pasó a Rujano (que iba escapado), el colombiano logró prenderse casi hasta el final, pero viendo la cadencia de Contador, pedaleando como si la cosa no fuera con él, y comparándolo con los otros ciclistas -Nibali saltó faltando poco más de un tres quilómetro (cuando ya era tarde) y sólo Sivtsov, Arroyo, Kreutziger, Garzelli y Antón pudieron segirlo- uno se daba cuenta de que nadie podría ir a su paso. Al final, metió más de un minuto a los otros favoritos y se vistió de rosa.
Ojalá no existiera el clembuterol, ni el epo, ni las transfusiones, ni el plasma, ni las hormonas... y pudiéramos disfrutar de estas exhibiciones confiados de que se trata, solamente, de seres humanos heroicos, semidioses.
Ojalá.
Lástima que no sea así.
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