Hoy de noche se enfrentan en Milán quienes, tal vez, sean los mejores directores técnicos de clubes del fútbol actual. Y, por sus edades, probablemente quienes lo serán por bastante tiempo. Dos genios de la estrategia, del estudio del rival, de la motivación de sus equipos. Me imagino que desde que el Barcelona eliminó al Arsenal y el Inter al CSK, tanto Guardiola como Mourinho deben estar viendo videos sin parar, tomando apuntes, diseñando las formas de destruir las virtudes del otro y buscando una rendija por la que hacer brillar el talento propio (que está, por cierto, bastante lejos de ser escaso). Lamentablemente, cuando esto sucede, cuando se dan estos choques tan parejos afuera del campo, los partidos suelen desarrollarse en los alrededores del círculo central y el resultado más probable es el 0 a 0.
Estos partidos tan equilibrados a nivel táctico, dependen para romperse de los genios que se saltan las estrategias, de los que son imposibles de encasillar en una hoja con la táctica y los nombres de marcadores y sus relevos en cada sector del campo. Ese elemento azaroso lleva el nombre hoy de Lionel Messi (tal vez Eto'o). A él nos encomendamos para que los noventa minutos tengan algún chispazo de atractivo futbolístico (más allá de la emoción de una semifinal). Si eso no ocurre, la pureza ajedrecística del duelo será lo que tendremos para admirar desde afuera; ojo, no es poca cosa.
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