jueves, 8 de septiembre de 2011
No se puede pedir más.
El espectáculo que dieron ayer, en Peña Cabarga, Chris Froome y Juanjo Cobo fue excluyente. Todo el resto de la vuelta queda en un segundo plano y esta etapa, la del 7 de setiembre, será, gane quien gane al final, la de los recuerdos, la postal de la Vuelta 2011 (superando incluso la exhibición de Cobo en el Angliru), y tal vez del año entero en el calendario ciclista. No se puede decir nada más que.: ¡Bravo! No se puede pedir nada más.
Se presentaba esta vuelta como muy emparejada, se preveía una lucha cerrada entre nombres ilustres (o casi), pero nadie, nadie, nadie, ni ellos mismos, podían pensar que a cuatro días del final, serían los únicos que estarían disputándose, y con sólo 13 segundos de diferencia, la clasificación general. Juanjo Cobo y Chris Froome: dos ciclistas desconocidos para el gran público, que se dejaron todo lo que tenían en un final de infarto, para los espectadores y para ellos mismos. ¡Bravo! No se puede pedir más.
Quizás haya sido justamente esa falta de reconocimiento, ese hambre, esa conciencia de estar ante el momento más importante de sus vidas, lo que haya llevado sus cuerpos hasta un punto cercano al desfallecimiento. La imagen de ambos al cruzar la meta, uno (el ganador de la etapa) tirado en el piso tomando agua como podía, el otro (el líder de la general), tirado sobre la bicicleta con un montón de micrófonos adelante pero sin poder ni siquiera levantar la cabeza, es la prueba de que dejaron en la ruta todo lo que tenían. ¡Bravo! No se puede pedir nada más.
En la subida a Peña Cabarga, después de atravesar la etapa más larga de la Vuelta, con 213 kilómetros que se hicieron a una media de ¡43 por hora!, se miraban, se estudiaban, esperaban el momento para atacar. Hubo varios intentos de otros corredores (Bruseghin, Nieve, Martin...) pero se intuía que el momento de la verdad tendría que desencadenarlo uno de ellos, y así fue. Cobo se vio con fuerzas y se movió un poco, y ese fue el instante elegido por Froome para hacer un ataque serio. Cobo aguantó lo que pudo aquel arranque de una potencia imposible, después cedió, parecía que se dejaba la vuelta allí, en su tierra, en el peor momento. No se podía pedir más.
Sin embargo el cántabro no se quebró, como todo parecía indicar, volvió a recuperar su ritmo y fue recortando diferencias mientras ni el mismo Froome podía aguantar aquel empuje con el que había arrancado. Cobo se acercó poco a poco, llegó hasta Froome y lo pasó. Entonces, parecía que sentenciaba la vuelta, que todo terminaría ahí, en Cantabria. No se podía pedir más.
Pero Froome sacó, quién sabe de dónde, la fuerza que le faltaba para pasar a Cobo y llegar un segundo antes que él a meta. Ahora faltan 3 etapas (la de Madrid es de adorno). Han desaparecido Purito, Menchov, Nibali, Scarponi, Wiggins, Sastre, Van den Broeck... todos los grandes nombres. Sólo quedan ellos dos. Es muy probable que Cobo mantenga su exigua diferencia, pero serán tres días para seguir porque con esta vuelta tan cambiante nunca se sabe. Y aunque no pasara nada, aunque fueran las etapas más aburridas de todos los tiempos, después de lo de ayer, no se puede pedir más.
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