lunes, 5 de septiembre de 2011
Magnífico fin de semana en Cadaqués.
Finalmente hice la Marnatón, de Cap de Creus a Cadqués (6.7 Kilómetros), en un tiempo que me dejó helado: 1 hora 44 minutos. Ni yo mismo me lo creo. Mi objetivo era llegar, claro, y si podía ser en menos de dos horas mucho mejor. Sobre todo pensando en que no conocía para nada el terreno. Pero al final, todo salió mejor de lo que esperaba.
Es difícil que una competición tenga un marco natural más agradable que el de esta. Primero te llevan en un trencito desde Cadaqués hasta la cala Jugadora en el Parc Natural de Cap de Creus, lo cual ya constituye un paseo turístico que mucho vale la pena. Desde ahí se sale.
En esta oportunidad eran más de 600 los inscriptos, así que la salida fue bastante complicada, con patadas y manotazos (involuntarios, por supuesto) para regalar. Los primeros dos ahogos que tuve, fruto de estas eventualidades, me asustaron un poco (sobre todo el segundo), ya que hacía más de seis años que no competía y uno se desacostumbra (además, en Uruguay nunca éramos más de cien). Pero pude recuperar la calma y me impresionó lo rápido que logré alcanzar mi propio ritmo, yo creo que ya dentro del primer kilómetro. Tanto me impresionó que fui casi toda la recta larga (de más de 4 kilómetros) en aguas abiertas pensando que estaba equivocado y nadando para cualquier lado. Se ve que no.
La verdad es que esa recta se hace un poco tediosa, sobre todo si tenés unos goggles con los que no se ve nada (necesito comprar unos nuevos, estos los traje de Uruguay) y la primera boya que ves es la del kilómetro 4. Pero apartir de un estrecho en el que pasás entre una peñón y la costa, donde el piso de rocas está al alcance de la mano (literalmente, lo toqué), dimos vuelta a la derecha y enfilamos rumbo a Cadaqués.
Ver el maravilloso pueblito blanco a lo lejos es una enorme alegría. La recta final rumbo a la meta se me hizo bastante complicada porque había muchas embarcaciones y yo no veía claro el rumbo. Me ayudaron bastante los voluntarios en kayak. Una vez que llegué, no tenía ni idea de qué tiempo había hecho, pero viendo a la gente que estaba a mi alrededor (hombres enormes y musculosos), deduje que no me había ido mal. Finalmente resultó que había superado todas mis espectativas.
En octubre hay una de 10 kilómetros de Garraf a Sitges. Me lo estoy pensando.
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