viernes, 9 de septiembre de 2011
Made in Hollywood.
La Vuelta a España retornaba al País Vasco después de más de 30 años. Nada menos que a Bilbao.
El chico de casa, Igor Antón, el "muchachito" de la película, que había arrancado la vuelta como uno de los favoritos, llegaba de capa caída, habiendo perdido toda posibilidad de victoria final, a muchos minutos de distancia de los líderes y estando lejos en cada una de las que se adecuaban a sus características de escalador.
Sin embargo se metió en la fuga buena junto a su compañero de equipo Gorka Verdugo, el italiano Bruseghin del Movistar y kasajo Dyachenko del Astana.
Cuando subieron por primera vez el Alto del Vivero, se vio el nivel de fiesta que los vascos tenían preparada a la vuelta, un mar de gente, una locura naranja, verde blanca y roja.
Allí cedió Dyachenko al ritmo que ponía sobre todo Bruseghin, quien tiraba con su habitual generosidad, sin pedir relevos. Verdugo llevaba a Antón protegido.
Bajaron a Bilbao.
Volvieron a subir. En el segundo paso por el Alto del Vivero, Antón atacó y fue definitivo.
Bajó a Bilbao en solitario, con unos cuarenta segundos de renta sobre Bruseghin, y los últimos kilómetros los hizo casi en brazos de la gente.
Era un final soñado, de Hollywood, de esos que se recuerdan siempre. Gana el nacido ahí, que forma parte del equipo del país. Todo es fiesta.
El "muchachito" llegó a su casa, a la meta, tuvo tiempo de saborear el clamor popular, sentirse homenajeado, querido... Se acomodó el maillot, saludó al director del equipo en el auto, levantó los brazos, se sacó toda la presión que lo había ahogado durante casi tres semanas.
Corten.
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