
Tilt down violento, como para probar el movimiento antes de la acción, que descubre a dos hombres bajo dos paraguas grises abiertos cerca del techo color crema de un auto. Antes de que los podamos reconocer la cámara vuelve a subir. Se escucha una voz lejana, quizás la del director, y el chipi chipi de la lluvia sobre los paraguas. La acción comienza: un hombre habla relajadamente en árabe, descubrimos que se encuentra en el auto (aunque igualmente sostiene un paraguas abierto sobre el techo, quizás protegiéndolo, al techo quiero decir), lleva un sombrero con cubre orejas. El otro hombre le sostiene un micrófono largo desde afuera del vehículo y debajo del otro paraguas (¿un periodista?). Dice unas pocas palabras y se despide mientras cierra el paraguas. Parece sonreír.
Me levanto una mañana y veo esto en la tele. Pienso que estoy soñando o que están dando una película de Lynch. Pero no, se trata Muamar el Gadafi.
Hoy lo veo nuevamente. Prepara la masacre, amenaza despóticamente citando grandes crímenes contra la humanidad. Lo que dice es siniestro desde todo punto de vista, y sobre eso no hay discusión: es claro, fatal, criminal, execrable. Pero la imagen, eso no es tan claro.

Tengo la sensación de que un director de arte de los videos de grupos de rock uruguayo de los ochenta está viviendo en Libia. Si no estuviera pasando lo que está pasando, tendríamos que reírnos.
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