jueves, 10 de febrero de 2011

Hablando de pinturas inexistentes.


Acabo de leer en El País que ayer se batió, en Christie's, el récord de precio para una obra de Salvador Dalí: 4.794.215 euros se pagaron por "La miel es más dulce que la sangre".

Perdón, se pagó esa cifra por un lienzo preparatorio para la pintura, porque la pintura que lleva ese título está desaparecida. Es decir, se pagó esa cantidad por una obra que, si bien es UNA pintura de Dalí, no es LA pintura de Dalí.

En todo caso, LA pintura es lo que menos importa en estos casos. Pero, vean qué contradicción, en el caso de Michon (que comentaba en el post anterior), en el que la obra también está desaparecida (y siempre lo estuvo), la pintura es lo que más importa. La inexistencia resalta su valor.

Siguiendo el anagrama con el que lo bautizó Bréton, "Avida Dollars", que siempre me ha parecido un ladrón de ropa mojada, estaría contento, si el dinero fuera para él, claro.

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