El Barcelona tiene a quien, dicen, es el mejor jugador de fútbol del mundo: Lionel Messi. Tiene al motor de la selección campeona de Europa, Iniesta y Xavi. Tiene quizás al mejor lateral derecho del mundo. Tiene a Carles Puyol. Tiene al goleador de la selección francesa campeona del mundo en el 98. Y así, en cada línea, estrella tras estrella. Sin embargo, casi ninguno de sus jugadores pertenece a ese universo conocido como los “mediáticos”. Y si pertenecían, han bajado su perfil. Así, la solidaridad, el juego sin egoismos, es una de las principales virtudes del equipo de Guardiola. Hay un jugador que rompe con este equilibrio de “humildad y trabajo”, un jugador desequilibrante, su nombre es Samuel Eto’o.
El año pasado, cuando se fueron Rijkaard, Ronaldinho y Deco, el nombre del camerunés era de los que sonaban más fuerte para dejar el Barça. Sospecho que algo de ese “egoismo” inherente a cualquier centrodelantero estaría en la base de esta resolución. Las declaraciones de Eto’o tampoco ayudan mucho. Finalmente se quedó, su juego ha sido fundamental para los títulos obtenidos hasta ahora y será irreemplazeable en la final de Roma el 27 de mayo. Con sus 29 goles en la Liga española está a un paso de consagrarse como pichichi y botín de oro, máximo goleador de todo el continente europeo.
Pero justamente la cercanía de estos logros está afectando su juego y, en consecuencia, el de todo el equipo. Y es que el camerunés ya lleva dos años perdiendo estos títulos en la última fecha, primero con Forlán (que es quien ahora lo sigue más de cerca) y luego con Villa (el juador del Valencia está ahora a cuatro goles). Ayer, en el partido contra el Mallorca, el único de los que probablemente serán titulares en Roma que jugó fue Samuel Eto’o, una concesión de Guardiola para las ambiciones goleadoras de “El león indomable”. Todos los demás jugaron para asistirlo, sobre todo Bojan. Cada vez que estaban cerca del gol le cedían la pelota. El resultado fue un gol anotado y muchos errados, cinco mano a mano con el portero, un remate de cabeza en el travesaño y un penal en el poste derecho del portero. Y, sobre todo, el resultado fue Mallorca 2 - Barcelona 1.
Con todo esto ocurriendo en el campo de juego, con la gran solidaridad que mostraron sus compañeros con él (Jorge Valdano, comentando el partido para la Sexta llegó a decir “lo que está claro es que Eto’o tiene grandes compañeros”), igual el camerunés se enojaba cada vez que alguien se atrevía a rematar a portería sin dársela a él. ¿Qué pasará ahora que quedan dos fechas para el final? ¿Cuándo el Barça ya es campeón y todo el mundo piensa que “Samu” será uno de los que se vayan para la siguiente temporada? ¿Guardiola le seguirá dando chance en el equipo, aún a riesgo de que sufra una lesión y no pueda jugar el 27? ¿Sus compañeros le seguirán dando todos los balones? Y si todo esto ocurre ¿Eto’o las meterá?
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