jueves, 23 de octubre de 2008
manual de retórica humanista.
en una época fui adepto a saramago y leí buena parte de sus novelas. eran tiempos, claro está, en los que ser fanático del portugués estaba bastante lejos de la excentricidad. el primer libro suyo que leí fue "ensayo sobre la ceguera"; los que más disfruté: "el año de la muerte de ricardo reis" y, sobre todo, "el evangelio según jesucristo", volumen éste que regalé hasta el hartazgo (no mío, sino, supongo, de los regalados) como un intento de evangelización en lo que para mí era la buena literatura. hace de todo esto unos diez años y yo me había olvidado de él. ayer fuimos a ver la película "ceguera" de fernando meirelles y lo recordé.
la película es bastante fiel, por lo menos en lo que yo recuerdo, a la novela, pero tiene un problema: carece de la potencia narrativa de saramago y entonces cae, llega a aburrir un poco, sobre todo si uno ya sabe el final. qué es la potencia narrativa de saramago, qué es lo que tanto gustaba en lo que podríamos llamar "estilo" del portugués (y utilizo el pretérito porque es cierto que dejó de leerse, al menos con aquel afán): pues bien, creo que es una suerte de voz universal. en él, no hay separación entre el narrador y los diálogos o monólogos interiores de los personajes, todo fluye empastado y es esa unidad, me parece, la que auspicia una cierta intimidad lector-escritor-personajes en la que uno tiene la sensación de ser autor de todos esos pensamientos y, lo que es más importante, de estarlos escribiendo en ese momento. ese deambular interior de saramago por las vidas de sus personajes y las de sus lectores es un curso de retórica, para quien quiera aprender ese arte tan decadente.
ahora bien, ayer, mientras me aburría, por momentos, en el cine (y esto no quiere decir que la película esté mal hecha sino que es larga) pensaba por qué no me aburrió la novela, un genéro a todas luces más denso que el cinematográfico y sí su versión en celuloide. la respuesta obvia es que cuando vi la película ya conocía la historia. eso es cierto, pero también es cierto que leí más de una vez el "evangelio según jesucristo" a pesar de que ya conocía la historia desde niño y sabía que ese muchacho iba a terminar clavado en una cruz. creo que la respuesta es el disfrute de la narrativa. meirelles no llega a desprenderse de la anécdota, es una narrativa demasiado plana, superficial. recordé que antes de leer la obra, cuando me dijeron de qué se trataba, yo sentí que allí no había material para una novela, tal vez diera para un cuento, me parecía una historia demasiado simple, casi infantil. pero la retórica saramago se adentra, con nosotros, en cuestiones mucho más importantes que la anécdota.
y en otros instantes de aburrimiento pensaba: ¿es bueno o es malo para la obra de un autor ganar el premio nobel? genera, ciertamente, un frenesí de algunos años en los que las tapas de los libros ostentan su marca que atrae al gran público. pero parece, en una acción simultánea, ir desprendiendo a los iniciados de la literatura y, para cuando termina la fiebre, la obra queda desvalida al costado del camino. hacen falta otros años para que la vuelva a ser tomada en cuenta o, más bien, sea evaluada en su justa dimensión. hace diez años que saramago ganó ese premio y yo creo que es uno de los pocos autores de quien se puede decir que tiene un estilo original y propio. un estilo que lo diferencia y lo hace, como siempre sucede con la originialidad cuando se extiende en el tiempo, predecible (sus últimas novelas me resultaron aburridas), pero que en sus picos (y me refiero básicamente al "evangelio según jesucristo" y "el año de la muerte de ricardo reis") es digno de estar en un sitio de privilegio.
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