me avisa mi amigo pablo que el complejo arte, ya casi en desuso, de la conversación perdió el sábado a uno de sus cultores más refinados. juan andrés morandi era un experto que manejaba los temas, las pausas, los giros, el tono de voz, la escucha atenta y la respuesta, la defensa y el ataque, la mirada, la gestualidad de esa maravilla que es la charla como nadie. siempre pensé que juan vivía para juntar anécdotas que contar cuando llegara el momento, tan ansiado, de conversar. estoy seguro de que hasta ese patinaje artístico de la r en sus palabras, era un efecto buscado, una estrategia más en los movimientos de las fichas sobre la mesa del café.
yo tuve la suerte de hablar mucho con él; eso se va a extrañar. la última vez que lo hice fue en marzo, de pasada por PUNTO, yo estaba apuradísimo pero no pude evitar quedarme 20 minutos parado junto a su escritorio, conversando con juan. tenía esa habilidad seductora.
como no puedo creer que se haya muerto, prefiero creer que en algún lugar, no me consta la existencia de esa escenografía llamada "cielo" (obra arquitectónica conjunta de san agustín y dante), pero digamos que por ahí, debe estar juan contándole a los parroquianos, algún retórico griego lo acompañará de seguro, de cuando maneco flores mora le dijo que había que tocarle una teta a una de las estatuas de la facultad para salvar el examen, o de alguna filmación o campaña. me gusta pensar que aparezco como personaje en alguna de esas anécdotas. nos vemos ahí juan.
chau.
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