De vez en cuando, sobre todo en verano, aparecen unos tipos que tocan bien la guitarra alrededor de un fogón, hacen canciones bonitas y tienen una voz, y un estilo cuidadosamente descuidado, que enloquece a las chicas sensibles, esas de belleza "natural"y ropa holgada que cualquiera seguiría hasta el fondo del mar. Los demás, en el lado oscuro del fuego, sobre la arena en que se queman los adolescentes que no tienen atractivo, miramos con un odio sólo un poco inferior al amor que nos despiertan todas las que siempre, históricamente, nos despreciarán por idiotas.
Entonces, sobre todo en verano, los estudios de la producción de comerciales y telenovelas se llenan de sus melodías dulces y los directores ansiosos de convencer a creativos y empresarios van hacia ellos como abejas a la miel. Desde James Taylor (genio inamovible) hasta Jack Johnson, pasando por Jorge Drexler, cuántos off line hemos visto con esas guitarras (de nylon o de acero) tocadas por esas manos derechas privilegiadamente hábiles (¡qué no han tocado esas manos!), cuántos recuerdos de playa... Oh, el mundo es más alegre por un tiempo y todos creemos, en un día soleado, que puede existir la felicidad. Después de dos o tres inviernos de esucharlos como si fueran la banda sonora de la vida, todos nos aburrimos de sus canciones ingeniosas y ocurrentes y pasamos a envidiar a la nueva mano derecha hábil de las cuerdas de nylon o de acero.
Dicho todo esto: EN OTRA VIDA ME GUSTARÍA SER JASON MRAZ. ¡Qué buena canción es "Did you get my message?"! Sobre todo la versión en vivo del disco "Selections for friends" (que no es la que sigue, pero la que sigue ya es algo).
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