éramos yo y otras dos personas que no recuerdo. no sé bien dónde estábamos pero sé que estábamos en peligro. algo nos amenazaba en algún lado y, de hecho, yo portaba una ametralladora. en determinado momento descubrí, intuí, el origen de la amenaza: alguien nos pintaba, un artista invisible nos retrataba a nosotros y al mundo que nos rodeaba. el problema consistía en que, una vez que diera la última pincelada de cualquiera de nosotros, éste moriría instantáneamente.
yo quería verlo para actuar en su contra, pero sólo veía como terminaba de pintar los objetos a nuestro alrededor y sabía que iba a por mí, el único que había cobrado conciencia del peligro y el único, además, que estaba armado. pero el pintor no se dejaba ver y yo sentí el momento en que me terminaba. en el sueño, lo recuerdo claramente, llegué a decir: "me está pintando a mí", para después caer fulminado.
entonces desperté con dolor en una mejilla, me la había arañado yo mismo. hoy de mañana, al mirarme al espejo, noté que tenía una lastimadura. es curioso el arte y sus vericuetos, a diferencia del famoso poema de coleridge en que vuelve del sueño del paraíso con una rosa, yo volví de mi infierno con menos de lo que había entrado. obviamente, me quité un pedazo del rostro para estar inacabado, gracias a esa uña crecida hoy lo puedo contar.
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