sábado, 17 de enero de 2009

yo no canto por vos, te canta la zamba.


me acuerdo que estaba en el balneario de josé ignacio, en la casa de mi amigo agustín, cuando me enteré de que había muerto alfredo zitarrosa. y me acuerdo que yo no sabía que estuviera enfermo ni nada, no era una muerte esperable. y me acuerdo que fue algo raro, por primera vez sentí mucha pena, como si supiera que de ahí en más, iba a faltar algo. y me acuerdo que tuve la conciencia clara de que nunca iba a poder decirle a ese hombre lo importante que era para mí su obra.

zitarrosa es, además de la voz más representativa de uruguay, uno de los poetas más importantes del país. pero más allá de eso, o más acá, fue uno de los hombres más dignos que se puedan pensar, con una concepción ética que debiera inculcarse con mayor ahínco en todos. eduardo milán, quien al llegar a méxico se quedó en su casa, me contó que una mañana, hablando de poesía, alfredo le dijo: "no escribas ni una sola palabra de la que te puedas arrepentir después".

¿se puede hacer eso? yo creo que no, o tal vez sí, hubo un hombre que lo hizo, un hombre único que murió en montevideo hace hoy 20 años. uno que cantó "caña de azúcar caña de azúcar porque no endulzas el cañaveral".

eduardo milán escribió este poema en su memoria.

la voz que sale de la boca
cuyo destilado canta,
aun en la hondura destilado,
dejó una carga adentro.
"el hombre del dolor" que es todavía
no termina de salir afuera, al aire,
y no por no querer, porque querer, quiere,
al aire como un pájaro, por el pico respira,
despuntó la mañana con el pico en alto,
la tarde y la noche, quitó puntos, tejedor.
"el hombre del dolor" canta.
no es el hombre que pertenece al dolor
ni el hombre al que el dolor pertenece:
es el de la época que pica, carpintera,
sobre su corteza, sobre su cortedad,
sobre su infancia incipiente, que no alcanza
no ya a hablar: al desayuno y al calor, deleite y letra.
y seno. y cena. y todo lo que falta.

2 comentarios:

Adriana Riess Karnal dijo...

muy belo.

nicolás dijo...

es muy bonito, como la mayoría de las cosas que escribe eduardo milán.