martes, 20 de enero de 2009

el día que asumió barack obama


en estos momentos george w. bush está abordando el helicóptero que lo alejará definitivamente de la presidencia de los estados unidos. quitando a los pocos que se han llenado los bolsillos durante su administración, al presidente de brasil que lo invitó a pescar a su país y a algún vaquero imbécil de esos que nunca faltan, el mundo entero está contento.

yo no soy uno de los que creen que porque cambió el color de la piel del presidente de los estados unidos vaya a cambiar mucho el color de sus relaciones con el resto del mundo, por lo general negras. ojalá me equivoque. hay, sin embargo, un gesto que me satisface en la espectacular parafernalia de esta popular jornada inaugural: ha escogido a una poeta, elizabeth alexander, para que cierre el acto. es algo que sólo había ocurrido tres veces en la historia; Kennedy eligió nada menos que a Robert Frost para que le escribiera un horrible poema y clinton inauguró sus dos mandatos con maya angelou.

a ver: la poesía que se asocia con el poder suele ser la peor de todas. basta recordar esa "oda a stalin" de neruda para darse cuenta, quizás el único que se salve en ese rubro sea ERNESTO CARDENAL (sí, con mayúsculas) con, por ejemplo, su "hora cero". yo no pude escuchar lo que leyó esta poetiza hace algunos minutos, me extrañaría muchísimo que mereciera la pena escucharlo, pero eso sí, el gesto de que un poeta sea el elegido para cerrar la ceremonia dice mucho. habla, sobre todo, de la importancia que tendrán las palabras para este gobierno. por lo tanto, estaremos escuchándolas atentamente.

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