el domingo se nos va otro tour de france, el momento del año en que los amantes de la épica somos más felices. ya no más levantarse temprano para teclear la dirección web y seguir la competencia por internet, que es lo único que tenemos los que no tenemos cable. habrá que esperar a julio del año que viene.
sin embargo, estos dos últimos tours han dejado un extraño sabor en la boca. primero la "operación puerto" y la descalificaición de los favoritos del año pasado (basso y ulrich entre otros). luego lo de landis y las sospechas sobre pereiro. este año, la descalificación de vinokurov después de haber ganado dos etapas y ayer lo de rasmussen (yo le tenía cariño al pollo, la verdad), quien iba directo a los Champs Élysées con el "maillot jaune". pero sobre todo, han pasado ya dos años sin lance armstrong.
si me preguntan, para mí es claro que todos los ciclistas utilizan, y han utilizado desde principios del siglo XX, algún tipo de estimulante para potenciar artificialmente el rendimiento del organismo. y si me vuelven a preguntar, no estoy totalmente en contra de eso, o por lo menos no estoy seguro de estar totalmente en contra. quiero decir, el tour es imposible, humanamente imposible, entonces, si todos utilizan lo mismo y se arriesgan de la misma manera, no sé. los amantes de la épica también admiramos esos sacrificios guerreros.
de todos modos, hoy, mientras pedaleaba hacia mi trabajo por el parque de chapultepec, venía pensando qué es lo que impulsa a un ciclista a doparse cuando es claro que lo van a descubrir. o por lo menos, que todo está dado para que lo atrapen. y ahí reapareció la épica, ese deseo de trascendencia que sólo pueden tener los héroes, y los héroes se forjan en la montaña. el domingo vi, desde un hotel que sí tenía cable, el duelo entre rasmussen y contador en los pirineos, un combate salvaje entre un fantasma delgado y blanco de campo de concentración y un joven español que nadie conocía. esas miradas, esas palabras, esos desafíos silenciosos, me devolvieron algo de aquel rictus asesino de nuestro querido lance, similar a un dios. hasta se me erizó la piel de recordalo.
mañana es la contrareloj que siempre define todo, pero todo parece indicar que evans no es mejor que contador y que lipheimer está demasiado lejos. es decir, tendremos otro campeón español, esta vez muy joven. será el nacimiento de un nuevo héroe, un indurain, un merckx, un anquetil...
o será que el lunes nos enteraremos de que tenía demasiada testosterona, o que tenía las plaquetas muy jóvenes, o se había hecho una transfusión con la sangre de otra persona. me ilusiona esto último, pensar que contador lleva la sangre de lance. Es que los amantes de la épica lo extrañamos tanto.
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