en una junta me escucho preguntándole a un cliente: "¿no tienen miedo de que este producto canibalice a los anteriores productos de la marca?". eso es, cuando menos, preocupante. desde luego no el hecho de que un producto x se coma a otro producto, no para mí. en todo caso, esa debiera ser una preocupación de ellos, no de los productos sino de quienes los fabrican y venden. sin embargo, para empezar, yo que vivo de escribir he utilizado un verbo que no existe. esto, claro está, es irresponsable pero no tan grave.
lo malo, y esto sí es deprimente, es que me pongo a pensar en el significado del neologismo (un caníbal es un hombre que come a otro hombre) y descubro que he ascendido, de un plumazo, a un isotónico a la categoría de humano. y aunque no lo parezca por lo que se ve en la calle y en la tele, un producto no debería llegar a esa categoría. entiendo que, siguiendo con el neologismo, los productos se están comiendo a los humanos cuando debería ser a la inversa. pero eso, por lo mismo que decía antes, no es antropofagia claro está.
sigo pensando y me doy cuenta de que el que ha sido "canibalizado" es mi cerebro. y esto es ciertamente más preocupante. él está pensando como piensan ellos (a los que les hacía la pregunta del principio), es decir, ha abandonado su lógica para asumir otra lógica que lo devora.
pero bueno, me digo, las metáforas son lindas y yo además de decir estupideces trato de escribir poesía, por qué no aplicarlas también a los productos. esto me hace recordar a un poema que está en mi primer libro y se llama "íbamos a ver a los caníbales". cito la primera estrofa.
Iba con madre a ver a los caníbales
De cuerpos impresos de oscuro que decían
Las palbras cultura,
Educación, cabeza, metáfora de padre,
Luces que destiñen con la sombra
Y conformación de una cierta anatomía.
descubro con horror que el caníbal soy yo. el horror no proviene de entender que una parte de mí se está comiendo a otra; viene de comprobar que la que está siendo devorada, es la buena (si es que existe tal cosa en algún lado).
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