todo parece indicar que, o bien tenemos un nuevo vecino en el edifico, o bien a uno de los antiguos se le secó el cerebro. lo cierto es que, desde hace dos o tres meses, todas las noches, durante toda la noche, tenemos que tolerar el sonido de una televisión con un volumen que traspasa las paredes del dormitorio. a mí se me hace muy difícil alcanzar el sueño en esas condiciones, aunque haya gente que diga lo contrario, y tengo la sensación de que aunque lo logre, no duermo profundamente.
al parecer, la habitación era muy silenciosa. yo no había percibido eso hasta que la paz se quebró. después de un tiempo, me di cuenta de que si dejaba la ventana abierta el ruido que venía de la calle mitigaba la molestia televisiva y, más tarde, descubrí que si apoyo un ventilador de mala calidad sobre la mesita de luz, éste produce tanto ruido que elimina el efecto de la perturbación vecina. de hecho, últimamente, aunque haga frío prendo el ventilador mirando para otro lado.
en la madrugada de hoy, insomne, entendí algo que indudablemente sabía pero no había racionalizado: el silencio exige silencio. o mejor, es preferible tener un ruido continuo que un silencio desparejo. sabedlo.
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