ayer fui a ver al barcelona al camp nou. gracias a un cliente laboral, conseguimos un acceso vip. pude incluso bajar hasta el terreno de juego antes del partido y ver calentar a los jugadores a poquísimos metros de distancia.
después vi el partido desde un palco en el que había cava, cerveza, refrescos y un buffet libre. también había un monitor de televisión que pasaba el encuentro que nosotros estábamos observando. a la realidad le faltaba un poco de contraste, la verdad, y algo de brillo.
cuando estábamos en el campo de juego, un encargado de la publicidad estática del estadio nos explicó el funcionamiento de los carteles de leds que están al costado de las canchas europeas. mencionó algo del delay que hay en las transmiciones dependiendo si son de cable o de aire.
mientras estaba en el palco pensé en ese delay, pensé en la gente que estaba viendo ese partido en la misma ciudad con seis segundos de retrazo. y se me ocurrió que probablemente mi padre lo estuviese viendo en uruguay pero, imaginé, con adelanto. como si la realidad que yo vivía se viera en américa antes de que ocurriese gracias al fenómeno de las transmisiones satelitales.
hoy de mañana hice la ronda habitual de la prensa por internet. el país de madrid informaba de la muerte de mercedes sosa ocurrida la pasada madrugada; la voz de américa, decía. ni clarín, ni página 12, ni la nación, confirmaban la noticia.
qué coincidencia, pensé.
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