sábado, 8 de noviembre de 2008

Nuestro pequeño vals vienés


Como todo el mundo sabe, una de las influencias más importantes en la poesía de L. Cohen es F. García Lorca. "A los catorce años me di cuenta de que para definir las palabras "pureza" y "poesía" podía acudir a Lorca" (bienaventurado el que pueda entender una verdad semejante a tan temprana edad porque de él será el mundo de los versos) le dijo a Jordi Sierra I Fabra, en Barcelona, en 1974. Por si no quedase claro, ahí está el nombre de su hija, Lorca Cohen, para demostrarlo. Ustedes comprenderán que no se puede contradecir a un hombre tan sabio y talentoso: efectivamente F.G. Lorca ES la poesía. Sin dudas una de las mayores influencias, directa o indirectamente, de los poetas del siglo XX, sobre todo si sus intentos se remiten al idioma español. Basta leer "Poeta en Nueva York", libro que habría que revisitar, terapéuticamente, en intersticios que no excedan los cinco años, entre otras cosas porque si las crisis financieras son cíclicas, también deben serlo sus interpretaciones poéticas, para darse cuenta de ello.

La relación entre ambos llega a su pico, no es un secreto para nadie, cuando el canadiense interpreta el poema "Pequeño vals vienés", que aparece en la parte 9 de "Poeta en Nueva York": "Huída de Nueva York". Se trata precisamente, en el libro, del escape, después de la Oda a Whitman (recordemos: "Duerme, no queda nada./ Una danza de muros se agita en las praderas/y América se anega de máquinas y llanto"), rumbo a La Habana Lorca elige el vals, bendito sea, como salvación. la canción "Take this waltz" aparece en el disco "i'm your man" de 1988. Y yo, que no sé nada, tengo la sensación de que este judío nacido en Montreal dos años antes de que fusilaran al andaluz en Granada, no se limita a hacer una gran versión del poema, sino que lo mejora. Esto ocurre sobre todo, a mi modo de ver, por un detalle: pasada la rabia, muertos Bréton y sus acólitos, Cohen logra escapar a los pequeños vicios surrealistas que en ocasiones, muy pocas, contaminan la poética lorquiana afeándola (dios me perdone) levemente. Así, cuando uno escucha "Take this waltz" hay un movimiento que nos transporta a esa sala de conciertos vienesa, y a la danza, mientras que el poema es estático, funciona como imagen, como posibilidad plástica. sabrán ustedes disculpar mi osadía, trataré de demostrarlo con pocos ejemplos.

El título que le da Cohen, que es uno de los versos del poema, comprende ya una acción "Toma este vals", mientras que en Lorca es simplemente descriptivo: "Pequeño vals vienés". Una objetividad que transmite sensación de ajenidad. En la primera estrofa Cohen, en quien la religión es un cuerpo siempre presente, transforma el hermoso "bosque de palomas disecadas" en "un árbol al que las palomas van a morir" que se corresponde mejor con su traducción de "un hombro donde solloza la muerte" ("hay un hombro sobre el que la muerte viene a llorar"). movimiento: la muerte que se acerca al hombro, la vemos apoyar su cabeza mientras baila, las palomas que van a morir, acompañan los pasos de la danza. la imagen de las cosas que hay en viena, escapan al objeto poema, para estar, realmente, en la ciudad austríaca.

Vean si no, mientras Lorca escribe "en viena hay cuatro espejos/donde juegan tu boca y los ecos", Cohen traduce "there's a concert hall in viena/ where your mouth had a thousand reviews". En esas revisiones de la boca, que también son, claro está, reseñas en música, la imagen tiene mucha más energía creadora que el simple y manido espejo. Y donde Lorca escribe "hay una muerte para piano/ que pinta de azul a los muchachos", Cohen juega con un triple sentido de la palabra blue (azul, pero también tristeza y también el estilo musical derivado de esta): "there's a bar where the boys have stop talking/ they've been sentenced to death by the blues" (estos dos versos son, me parece, la cumbre de la interpretación).

Podríamos seguir enumerando ejemplos y ustedes podrían seguir pensando que no se puede superar a Lorca, estarían en lo correcto. Tampoco se puede superar a Cohen. Y, lo más importante, no se trata de eso porque no es un campeonato de fútbol. En todo caso, el poema resulta genial y la canción una maravilla que se puede escuchar miles de veces.

Ah, la maravilla; es y siempre será nuestra. y si no tuviéramos nada más, con esto sería suficiente.

2 comentarios:

Angélica Freitas dijo...

que buen post.
ah: leí a cohen en tu casa.
un abrazo!

nicolás dijo...

¡gracias angelica!
qué bueno que te hayas cruzado con el señor L.Cohen en casa. es una escritura, en cualquiera de sus formatos, que vale la pena ver y rever.