viernes, 22 de octubre de 2010

Un lugar que se llamaba "El Cilindro".

Me acuerdo de que el padre de una amiga de mis padres había estado preso ahí. Después supe que Onetti pasó, con él y muchos otros, sus últimos días en Montevideo en aquella cárcel improvisada por los militares.

Me acuerdo del frío que hacía cuando ibas a ver los partidos de básquetbol. Se te congelaban los pies.

Me acuerdo de una final que Nacional le ganó a Bohemios en un partido no apto para cardíacos. Yo había bajado a la cancha a festejar y Nacional lo dio vuelta. Yo era un niño y un tipo me pegó una patada en el culo y se burló. Ese día dejé de ser hincha de Nacional en fútbol y me convertí al Club Atlético Progreso (al cual, de todos modos, iba a ver todos los fines de semana). En Nacional creo que jugaba Monterroso y en Bohemios Banet y Pagani. Pero de eso no estoy seguro. No me acuerdo si estaba el Tato López, pero es imposible que yo ligue en mi memoria una derrota a ese nombre. Con el Tato no se podía perder.

Me acuerdo del concierto de Bob Dylan, la entrada me costó un ojo de la cara, el lugar estaba vacío y sonó como sonaba todo en el cilindro. La estrella estaba enojada y no se entendió nada de lo que cantó. Fue todo un desastre. Por suerte, antes de él cantó el Darno, que parecía un niño la mañana de Reyes.

Me acuerdo de que, en el famoso concierto de UB40, entré justo antes de que la policía empezara a repartir palos. Me acuerdo que sudé mucho.

Me acuerdo de ver jugar a Steve Nash con la selección de Canadá. Qué buen recuerdo.

Me acuerdo del partido Uruguay-Brasil por un panamericano (creo) en el que a Víctor Hugo Berardi le dio su famoso infarto. Yo estaba en una de las primeras filas.

Ayer se incendió y se derrumbó el Cilindro.

Qué nombre más raro: "Cilindro". Me encanta: "El cilindro Municipal".

¡Qué pérdida para el nomenclátor!

¡Qué ganancia para la arquitectura!

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