martes, 15 de enero de 2008

negro


el diario de ayer en internet decía que había fallecido el chef uruguayo juan pablo capdepon, en el quilómetro 87 de la ruta nueve. lo decía con esa frialdad con que dicen las cosas los diarios. yo nunca me había enterado de la muerte de un amigo por un medio de comunicación masiva y, a 9.000 kilómetros, la sensación que queda es la de la inverosimilitud. porque la muerte de alguien de 34 años, así, como del rayo, es algo que no se debe creer, pero en un lenguaje tan frío es todavía menos creíble.

tuve que llamar a los amigos para que me explicaran lo inexplicable.

parece que antes de abrir el restaurant, el negro se dio cuenta de que le faltaban algunas cosas y le dijo a caro que iba a ir a comprarlas y fue. conociéndolo, el negro debía ir muy tranquilo cuando otro auto que venía muy rápido lo chocó de atrás y lo hizo salirse del camino y salirse del auto y salirse de aquí.

el diario decía también que puglia había dicho que era una pérdida irrecuperable para la cocina uruguaya. eso es cierto, si lo sabremos nosotros que tantas veces probamos sus manjares. pero lo más cierto es que el negro era ejemplar. era, es, una de las personas por quien yo más respeto tengo y tendré.

el negro había decidido hacer lo que le gustaba desde muy joven y durante toda su vida. el negro apostó a crear una nueva cocina en uruguay, una cocina de sabores uruguayos. el negro era obsesivo en la busqueda de nuevos ingredientes del país en el que había nacido, de la experimentación. el negro hablaba de eso con la pasión que sólo pueden tener los iluminados. el negro se enamoró de playa verde y apostó a poner su restaurant allí. pero antes se había enamorado de caro y con ella construyó su casa ahí para vivir por siempre. el negro sembraba en su granja y cocinaba con sus propios vegetales. el negro vivía tranquilo, haciendo siempre lo que le gustaba. era, es, un ejemplo.

hoy comentábamos con un amigo que cuando pasan estas cosas uno entiende que hay que vivir de otra manera, dejarse de mamadas, disfrutar, hacer lo que nos gusta sin tanta vuelta, porque nunca se sabe cuando nos toque irnos. el negro hizo eso desde siempre.

¡SALUD AMIGO!

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