domingo, 27 de marzo de 2011

El dios del ciclismo, inflador en mano, me habló y yo lo escuché.

El día empezó horrible. Yo quería estrenar mi nueva bicicleta así que salí de todos modos a las ocho y media de la mañana. Lloviznaba. Al llegar a Montgat llovía mucho y decidí volver. Cuando llegué a casa, mojado y con la bicicleta hecha un asco, paró. Luego salió el sol y el día se volvió ideal para ver la llegada de la Volta de Catalunya. Era como si el dios del ciclismo me estuviera diciendo, con el inflador en la mano: "dejá de hacer el ridículo y andá a ver a los que saben". Le hice caso.

Bajamos en Drassanes y nos posicionamos en primera fila, alrededor del monumento a Colón, para ver pasar cuatro veces a los ciclistas justo cuando daban la vuelta, cuando iban más despacio, cuando era posible reconocerlos. Alberto "solomillo de Irún" Contador ganó la general y Dumoulin la etapa al sprint.

El dios del ciclismo tenía razón.

jueves, 24 de marzo de 2011

Ayer vi a Brad Mehldau en vivo.

"Introducing Brad Mehldau" fue el primer disco suyo que compré, hace como quince años. Se lo compré a Ricardo Henry, que venía a la agencia en la que yo trabajaba con su Atlantis Móvil (¿qué será de la vida de Ricardo Henry?). Era su disco debut y yo lo adquirí sobre todo porque tenía a Christian McBride en bajo, en aquella época estaba enloquecido con McBride (sigo estándolo). En poco tiempo me encantó el sonido del trío de Mehldau, es tan fácil de escuchar como de querer; me compré los tres primeros volúmenes del Art of Trio a medida que fueron saliendo (ya sin McBride en el bajo, pero con Larry Grenadier).

Cuando vi, por las calles de Barcelona, el afiche que anunciaba su concierto (con Grenadier y Jeff Ballard, en vez de Jorge Rosi) me pareció que iba a cumplir un sueño. Llegado al Auditori ayer de noche, fue muy decepcionante entender que LA PUBLICIDAD ERA ENGAÑOSA y que Brad iba a estar solo. Por mucho que me guste el pianista, yo quería ver al trío.

Obviamente el concierto fue magnífico de todos modos, porque Mehldau es un pianista magnífico, un poco cerebral y frío pero intenso (aunque parezca contradictorio, quién no lo es), porque tocó canciones que me hicieron pensar en el trío, como la versión de "Blackbird" que está en el volumen 1, porque en el auditori todo suena, y todo suena bien, porque tocó "My favorite things" (igual a la que está en el video de aquí abajo), porque es un gran gran pianista. Pero yo quería ver un trío.

Para despedirse, en el segundo o tercer bis, ya no recuerdo, tocó su versión de "Bittersweet Symphony", aquel hit de The Verve que tanto hemos escuchado todos, y hacia el final introdujo una melodía que me sonaba familiar. No podía descubrir de qué se trataba pero salí de la sala silbándola. Pronto descubrí que todos, en el baño, en el foyer, en la calle, estábamos cantándola a nuestra manera y para nosotros mismos. No era nada, ocho o nueve notas, pero nos habíamos quedado prendados de ella. Sospecho que en nuestras cabezas, todos le dábamos vueltas y vueltas para ver qué era, cómo se llamaba aquella canción tan obvia que nadie osaba preguntar al vecino si sabía su nombre para no parecer ignorantes.

Y así, con el misterio y la dulzura de la música, eso que justamente no tiene nombre, nos fuimos todos a dormir.

lunes, 21 de marzo de 2011

Empieza la Volta del centenario.

Hay sólo dos competiciones más antiguas que la Volta de Catalunya, el Tour de France y el Giro d'Italia. En esta edición, que empieza hoy, la volta cumple cien años y los participantes son para frotarse las manos.

Alberto "Solomillo de Irún" Contador (último ganador del Tour, viene de ganar la vuelta a Murcia y es favorito. Claro, hay que ver qué tipo de carne le dan en Catalunya, la del país vasco, se sabe, le vino muy bien para afrontar el Tourmalet)
Ivan Basso (último ganador del Giro)
Cadel Evans (viene de ganar la Tirreno-Adriático)
Denis Menchov
Carlos Sastre
Xavi Tondo (la esperanza local)
El actual campeón, el catalán Joaquim "Purito" Rodríguez, se la perderá por una lesión en la rodilla. Lástima porque siempre da color.

En fin, que el domingo que viene seguro estaremos en Montjuïc para verlos llegar.

domingo, 20 de marzo de 2011

El Boomerang de Manel: una historia que vuelve cada verano.

A quién no le ha pasado: es verano, el tío vuelve de un viaje exótico con un regalo extraño: un boomerang. La familia se ha reunido en casa de los abuelos para recibirlo, cuánta emoción al escuchar sus historias de tierras lejanas...

Después de comer, los más jóvenes vamos hasta la playa para probar el regalo del tío. Todo el mundo ha bajado a disfrutar de la cercanía del mar y a broncearse, también baja Vanesa, que es la más linda de todas. Tratamos una y otra vez de hacer volver el boomerang pero nada, se queda muerto entre las ramas. Vanesa se aburre. Hasta que, harto de vernos fracasar, llega el galán del pueblo. Es mayor que nosotros, "¡denme eso, manga de infelices!" dice y nos roba el artificio. Él tampoco puede hacerlo volver, a él también se le encalla entre los árboles, pero el problema es que nos damos cuenta de que, desde que él se hizo cargo del espectáculo, a Vanesa le ha cambiado la mirada.

Es una historia antigua, "parlo de temps, crec que era el juliol en què es va fondre l’Indurain/i vam maleir el danès i les rampes d’Hautacam" dice la canción de Manel. Si hemos de creerles, entonces aquello pasó el 16 de julio de 1996. Se disputaba la etapa número 16 del Tour de Francia, 199 kilómetros entre Agen y Hautacam, en los Pirineos. Fue un día importante para la historia del ciclismo, el día en que Indurain perdió toda esperanza de ganar su sexto tour consecutivo, el día en que terminó su reinado, el día en que Bjarne Riis aseguró su tour.

A continuación podemos ver los heroicos ataques del danés que hoy dirige al Saxo Bank (es decir a Alberto "solomillo de Irún" Contador). Diez años después confesó que iba pletórico de Epo, pero en aquella época los controles antidoping no lo detectaban, así que él pudo realizar esa proeza incomparable. Observen cómo se deja caer hasta el fondo del grupo líder para ver las caras de los rivales y después ataca, tres veces lo hace, mientras los otros, lo más selecto del ciclismo mundial (Tony Rominger, Jan Ulrich, Richard Virenque, Luc Leblanc, el mismo Indurain), no pueden más.



Es una historia antigua que, como el boomerang, vuelve a contarse una y otra vez cada verano. Me refiero a los adolescentes menos agraciados que se enamoran de la persona equivocada y sufren como nadie puede llegar a sufrir (también me refiero al doping en el Tour de France).

sábado, 19 de marzo de 2011

Compras de hoy en el Mercat de Gràcia.

Medio quilo de ñoquis.
Dos bandejas de canelones de verdura.
Las traducciones que Pound hizo de Confucio (Lun yu, ta hsio y chung yung)
"Asesinato en el comité central" de Vázquez Montalbán.
"La naranja mecánica" de Burgess.
"El amante bilingüe" de Marsé.

Total gastado en comida: 22 €
Total gastado en libros: 5 €

viernes, 18 de marzo de 2011

Diez millas para ver un buen trovador.


Lo confieso: estoy enamorado de Manel y todo lo que diga puede estar teñido por este sentimiento.

Lo conocí hace dos años, ni bien llegado a Barcelona, y fue amor a primera vista. Ah, qué políticamente correcto, qué bienpensante, cuánta dulzura en folclórica instrumentación, qué melodías, qué voz conquistadora... ¡Cómo no caer rendido a sus pies!

Ahora este grupo barcelonés acaba de editar su segundo disco “10 Milles per veure una bona armadura”. El que me conquistó se llamaba “Els millors professors europeus” y lo compré varias veces para regalarlo a gente que me visitaba desde otros países (incluyendo España). Porque está claro que, aunque uno no entienda el catalán, podrá enamorarse, como yo, de su sonido encantador.

Sin embargo, tanto en el primero como en el segundo, es en las letras donde más brilla la armadura de esta banda. En tiempos en que la poesía ya no se preocupa tanto por encontrar historias para contarlas, "trobarlas" (de ahí, como todo el mundo sabe, el origen de la palabra trovador, "el que encuentra", tan catalana la palabra, tan provençal), es bonito escuchar alguien que las trove con buena técnica.

Creo que escribiré más sobre este disco pero, para empezar, lo mejor será ir viendo el título, cita de Shakespeare (¡ah, son tan cultos!). En la escena III del acto segundo de “Mucho ruido y pocas nueces”, estando solo en el jardín de Leonato, Benedicto se embarca en el siguiente pensamiento:

"Mucho me asombra que un hombre que se percata de las locuras de otro cuando consagra sus actos al amor pretenda, después de haberse reído de semejantes ligerezas pueriles en los demás, convertirse en tema de sus propias burlas, enamorándose. Y uno de esos hombres es Claudio. Yo le conocí cuando no había otra música para él sino la del tambor y el pífano, y ahora le suenan mejor el tamboril y la zampoña. Yo le conocí cuando hubiera andado diez millas a pie por ver una buena armadura, y ahora pasaría diez noches de claro en claro ideando el corte de un justillo nuevo. Solía hablar llano y sin rodeos, como hombre honrado y militar, y ahora se ha vuelto enrevesado; su conversación parece un banquete fantástico donde sólo se sirvieran platos exóticos."

Los muchachos de Manel manejan la ironía como corresponde a un trovador de nuestros tiempos en los que lo que importa es divertirse, sus diez canciones son diez noches de claro en claro ideando el corte de un justillo nuevo, tamboril y zampoña, su disco parece un banquete fantástico donde sólo se sirven platos exóticos, pero el título habla de las diez millas para ver la armadura. Yo, a diferencia de Benedicto y Claudio, siempre fui enamoradizo, emocional, romántico; he andado muchas más de diez millas para encontrar buenos trovadores, y andaré las que haga falta.

A continuación "Boomerang", precioso corte de difusión:

jueves, 17 de marzo de 2011

¡Empezó el año!



La París-Niza y la Tirreno-Adriático son como los cantos los pájaros, anuncian que la primavera esta a la vuelta de la esquina. En sus cantares dicen bien alto: empieza la temporada fuerte de ciclismo. Alegría.

Este año la París-Niza, ganada por Tony Martin (¡el futuro de Alemania!), fue un fiasco que se decidió en una contrareloj en la que el alemán sacó demasiada ventaja para que el fin de semana pudiese pasar algo. Nadie intentó mucho, por otra parte, en un brulote del cual tal vez lo único destacable fue la alegría que siempre demuestra el francés Voeckler, que este año se llevó dos etapas, incluyendo la llegada en Niza.

La Tirreno Adriático, ganada por Cadel Evans, tuvo más emociones. Para muestra un botón: recomiendo ver la llegada a Maceratta del martes en el video aquí adjunto. La defensa de Evans es leonina. Lo atacan de todos lados, le dan con todo, los grandes nombres (Scarponi, Nibali, Cunego) y también los menos conocidos (Madrazo), pero él resiste heroicamente y en solitario (Ballan e Hincapie lo abandonaron temprano). ¡Bien por Evans! Un tipo que es capaz de estas grandes demostraciones y también de las otras, pero que cuando está en forma es un gran luchador.

Viendo esto, y con el solcito que empieza a aparecer tímidamente, dan ganas de comprarse una bicicleta como la gente. Puede que lo haga.

viernes, 11 de marzo de 2011

Único sobreviviente.

En el post anterior, cuando dice que Jimmmy Cobb es el "único sobreviviente" de la grabación de Kind of Blue, da la sensación de que fue una grabación en la que todos murieron mientras tocaban y él baterista fue el único que logró escapar de la tragedia. Obviamente no es así, lo aclaro porque en realidad, lejos de morir en la grabación, todos los que en ella participaron (Wynton Kelly, Bill Evans, Paul Chambers, Jimmy Cobb, John Coltrane, Cannonball Adderley y el propio Miles) FUERON INMORTALIZADOS.

jueves, 10 de marzo de 2011

Dice Jimmy Cobb.

"Si me pides que describa el modo de tocar de Wynton (Kelly): es como si estuvieras tocando en una banda y en realidad no está pasando nada. Entonces, Wynton empieza a tocar y pasa."

Jimmy Cobb, baterista y único sobreviviente de la grabación de Kind of Blue, hablando del pianista que tocó Freddie Freeloader, del documental "Kind of Blue: Made in Heaven".

domingo, 6 de marzo de 2011

Un precioso poema de Gabriel Ferrater para terminar el domingo.

El Mercat de Gràcia tiene su sección más suculenta en el lugar más escondido: dos mesas de libros viejos apilados en un rincón oscuro con una alcancía de metal roja (como la carretilla de Williams) sepultada por los papeles amarillentos. El lector se puede llevar todos los libros que quiera depositando un euro por volumen en la alcancía. Ayer me compré "El discurso del Método" de Descartes, "Escrits sobre Art" de Joaquim Torres-Garcia (así, en català), "La Rebelión" de Josep Roth y esa joya llamada "Les dones i els dies" de Gabriel Ferrater. Todo por cuatro euritos. También compré tres rodajas de atún que me costaron casi 20 euros.

A continuación, de "Las mujeres y los días", un poema de Ferrater:

Caragol

Declina el diumenge. Una minyona,
i les deu de la nit que estan per tocar-li.
Els seus darrers instants de portal. La mà,
sense carícia ni esma, s'arrapa
a la galta del xicot. Consternat,
un caragol al mig d'un mur eixut.



Caracol

Declina el domingo. Una criada,
y las diez de la noche que están por tocarle.
Sus últimos instantes de portal. La mano,
sin caricia ni ánimo, se agarra
de la mejilla del muchacho. Consternado,
un caracol en medio de un muro seco.


(He dudado mucho sobre la traducción de "minyona", que puede ser muchacha o criada. He preferido creer que la chica que se despide del muchacho está por entrar a trabajar cuando muere el domingo.)

martes, 1 de marzo de 2011

Beginning to see the light.

Hace dos semanas que no escucho otra cosa que Miles Davis. Una labor ordenada cronológicamente disco a disco, deteniéndome en cada una de sus formaciones, tratando de saber o intuir por qué sonaban cómo sonaban, qué era lo que estaban haciendo. Un talento creador genial rodeado una y otra vez de genios que querían estar a su altura. Y cada vez, cuando todo empieza a cuadrar, a acomodarse, cuando podía haber un mínimo riesgo de repetición: vámonos, el salto al vacío, a cambiar.

No sé si habrá en la historia del arte otra persona tan preocupada por renovarse, por reahcerse, por entender lo que estaba pasando a su alrededor y conjugarlo en un trabajo perfecto, obra maestra tras obra maestra.

Había escuchado muchas veces a Miles Davis, quién no, y hablaba de él como se habla de un dios, como todos, pero lo hacía de un modo obligado, vacío; confieso que no entendía el verdadero significado de su obra, todavía lo desconozco. Pero estoy empezando a ver la luz. Seguiré escuchándolo.